Le caían en silencio,
lágrimas de desprecio,
una crueldad que superaba los límites del entender...
Llevaba noches sin conciliar el sueño
mientras las mejillas empapadas,
en su mente se conjuraban horribles promesas...
No había nadie que la escuchara,
ella seguía en la oscuridad
escondida para que no se percataran,
sabía que si la descubrían sería peor.
Tenía el sabor amargo en su paladar,
la culpa cargada en su corazón
en sus ojos la desesperación,
estaba condenada a no ser aceptada,
ya no... demasiado tarde para ello...
No hay comentarios:
Publicar un comentario