Plumas en su espalda,
brillo en sus ojos,
sueños de grandeza
a la orden de un vil señor.
Sacrificando su existencia,
les prometen vírgenes eternas
paraísos repletos de nubes,
el Edén de la felicidad.
Agarrados a su efímera esperanza,
rezan por despertar
en el prometido lugar.
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