Un día de estos, todo es perfecto, no habrá otro remedio...
La noche profunda y oscura se había convertido en la testigo silenciosa de los sueños de millones de personas, excepto los de ella. El insomnio la atacaba de una forma despiadada y su corazón se encontraba lleno de una dicha extraña, a pesar de encontrarse en un tramo extremadamente solitario de su vida. Tal vez el ruido de sus pasos alejaba cualquier clase de tristeza creando un extraño campo de fuerza a su alrededor. Había llegado hasta el árbol donde solía meditar consigo misma sin darse cuenta. Todas las noches que escapaba del bullicio de su casa se dirigía allí con el motivo de buscarse a sí misma o intentar solucionar sus problemas. Pero ese día era diferente.
-¿Me has echado de menos?
Puso la palma de su mano encima de la corteza rasgada con la frase de "I'm not okay" e intentó sentir la tranquila y silenciosa respiración de su confidente.
-¿Creías que me había olvidado de ti? Te debo demasiado como para hacerlo.
Subió a la rama más gruesa y se recostó sobre ella como de costumbre. Sacó la pequeña libreta que llevaba siempre consigo "Para inspiración de improvisto" se había dicho a si misma el día que la compró. Empezó a leer la cantidad de cosas que ya había en su interior y se sorprendió de la cantidad de tonterías que había escrito.
-Supongo que nunca se deja de aprender ¿Verdad?
Sacó un bolígrafo y empezó a escribir sobre uno de esos papeles amarillentos característicos de su libreta. Empezó una nueva poesía, si se le podía llamar así a lo que hacía, y mantuvo el silencio hasta terminarla.
-Aunque, pensándolo bien, hay personas que estamos hechas para aprender eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario