Mentirías, lo sabes,
no te gusta quedarte asolas
y menos con mi persona
quién acecha tus pensares.
Nerviosa, oyes el río
el suspiro del último baile
el último roce antes de marcharte
el final de un mito.
Arañas todo lo que es mío
y lo corrompes de manera brillante,
mostrándome como arrogante
o como la cría de ojos interrogantes.
Es tuyo todo cuando deseas,
nada permanece pero todo se queda,
y tus cabellos saben sin ser trenzas,
que todo está ligado al capricho de lo que quieras.
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