Arias se vuelven nuestras voces
en un mundo totalmente ciego,
cerramos los ojos para no tener miedo
en esta nuestra última noche.
Confundimos las razones
mientras perdíamos las emociones
que había entre las dos.
Los labios se resecan, pierden su color,
se mojan las mejillas
con las gotas de este dolor.
Lo más complicado, lo más real,
es que hay demasiado sentimiento,
tantas caricias, tantos recuerdos,
que provocan el último brote emocional.
Miles de abrazos, enrededados,
se desatan para no volver.
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