viernes, 4 de enero de 2013

Tan solo queda...

...rendirse.

No puedo recordar como empezó
pero, cada vez que lo pienso,
todos los músculos de mi cuerpo
se estremecen y se ponen en tensión.

No me acuerdo de qué sucedió
pero aún así lloro sin descanso
sin ser vista y además sin llantos
sin delatar lo qué realmente soy.

Me recuesto demasiado cansada,
tiemblo, suspiro, y siempre me río,
toda la desidia se apoderó de mi cama.

Los sueños en mi maltrecha almohada
y la esperanza de que nada es infinito
se unieron para no desear volver a abrazarla.



Y todo lo que llego a ser, en gran parte, es gracias a ti.
PD: Y vuelven estas jodidas noches de insomnio que hacía tiempo que no tenía.

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