Muchas veces los filamentos se pierden
y los motivos se diluyen sin aviso
aunque poco a poco, casi instintivo,
de forma tan sutil como inerte.
Las emociones pasan a ser recuerdos
y luego ellos meros pensamientos
de una realidad que asfixiaba con el sentimiento
de no ser suficiente a pesar del deseo.
Tan profundamente cayeron las esperanzas
y tan malditamente fueron pisoteadas
que al final, simplemente no quedó nada.
Lejos de lo que se puede entender
la conversión se dio más allá de su ser
sin rezar a otro dios más que el de su hiel.
Rézale a tu "dios", déjale que te posea
deja que sea él quien te libere de estas cadenas
y verás, después de todo verás, aunque tarde,
que solo tú misma podías salvarte.
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