Tantos acertijos en una mirada
desmontan la esperanza
de alcanzar la redención.
Con o sin perdón, no hay salvación
para una herida en desangre
que infectó cada una de las partes.
Escondiendo todas las cicatrices
encadenándolas al interior
que se resguarda, con valor,
del frío de sus directrices.
El cristal sigue expuesto
cubriendo falsamente las heridas
provocadas en aquella estrepitosa caída
que las estrelló contra el suelo.
Golpeando cada mañana
como un maldito huracán,
maldiciéndose con cada palabra
por no poder escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario