You make me, so crazy...
Cada frase como puñetazo,
cada sílaba se incrusta en el esófago
en la garganta y en las manos.
Sudor y lágrimas en los párpados,
quién llega hasta lo dado
para repetir el mismo pasado.
Gritar desgarrándose la voz
como si fuese el último suspiro
o el último compás antes del olvido
de una promesa a una vieja canción.
Asfixiadas todas las palabras,
se calló la respiración sin dueño
del culpable de un macabro sueño
y de una noche sin entrañas.
Tanto tiempo la emoción contenida
hasta que estalla en tus narices,
repletas de aquellos pequeños matices
que dieron otro sentido a una cruel vida.
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