sábado, 8 de febrero de 2014

Sin ropa


Cómo aquellos labios ásperos...

Una cárcel de cristal
furiosa de emociones
contenidas junto a reacciones

de presos sueños bañados en sal
y de heridas que no cicatrizan 
a pesar de ser propios de las mismas. 

Sigue durmiendo, sin ropa,
levantándose a la madrugada,
sin ropa, siempre descalza,
escondida tras esa misma roca.

 A través de las horas, la misma ventana,
sigue viendo como la vida pasa cerca 
los anhelos, la risa, la misma espera,
mientras unos no vuelven y otros marchan.

¿Quién se esconde tras la espera?
¿Y quién detrás de ella?
¿Qué pueden ocultar sus piernas?
¿Y qué, su entrepierna...

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