Lentamenta, desliza
la ropa de antaño,
los vestidos largos,
y la coraza del rostro.
Se despoja poco a poco
de leyendas y mitos,
de viejas creencias.
Quiere perderlo todo
ahorcarse con el recuerdo
y dejar las promesas.
Busca desprenderse de los ojos
que infectaron cada sueño
y cada momento de falsa
tranquila existencia.
Grita, araña y se deshace
entre las cenizas
de algo que nunca iba a ser.
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