Hay veces que la inspiración es, solamente, una canción.
Esperando
siempre
a que termine
el chispazo
interminable:
goce, dolor, placer.
Sin piedad,
sin rencor,
las uñas y los dientes
se resquebrajan
mientras la piel se cuartea
recordando, entre histerias de
fatalista consumada,
tú última mirada,
tus últimas palabras:
*en blanco*
No te equivoques,
mi sexualidad
siempre fue tu frustración.
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