Precipicio
a medias verdades
y medias mentiras
que no cuentan ni disfrazan nada
“son lo que son
aunque nunca sepamos
las verdades y mentiras
que se esconden
tras el otro escenario”
Linealidad, acción;
es siempre la misma
historia
que se cuenta de mil formas
y se pervierte
entre esa orgía
de posibles verdades
y mentiras a medias.
Soñar es bonito
y más
si se hace
profesionalmente.
Soñar es bonito, sí,
pero los sueños,
sueños son.
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Uñas, dientes,
afilados
fuera de lugar;
arañazos que, sin herida,
dejaron la marca
en el costado equivocado
(fuera de lugar).
Las lágrimas no son
ni la mitad
de las ganas
que suponía
querer
pretender
saber
acosar…
No suponen ni la mitad de lo que
podía llegar
a pretender
ni la mitad
de lo que nunca
quise hacer.
(Déjame adivinarlo, he hecho una rima con verbos
otra vez)
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V-30, decían
que era
una maldita
carretera.
Un virus, no.
son las malditas ganas
Siempre.
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Siempre, si te das cuenta,
siempre, acabo
desbordando, vomitando
todo
cuando, de forma inconsciente,
he estado cerca
(muy lejos, como tú has querido)
Con el mismo olor, dolor
un sentimiento de no control
de pretender saber,
querer,
pretender,
acosar
que se vuelve, siempre
del revés
y acaba mostrando que
la única culpable
fui yo.
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Desasosiego y
antiguo
confort
(nunca dieron más de sí).
Me entrego a esa
sensación extraña
de no saber
si el control da seguridad
o es el mismo
el que nos hace caer.
Pero, en medio de ese precipicio,
lloré, por todas las cosas que hice
y me alejaron de ti.
Lloro, sí, por todo aquello
que no pude hacer.
Lloré, por ti, muchas veces.
Lloro, incluso ahora,
pero sin ganas.
Y mientras, rasgando las
vestiduras
(y las dejo de lado)
araño, estrujo y muerdo las
paredes
que poco a poco
se deslizan como pequeños delirios de grandeza
infundada
rematado, siempre, por tu maldita
(última)
sonrisa.
Lloré, por aquello que nunca fuimos
y que para mí
no
dejó
de
ser.
Lloro, incluso ahora,
sin
ganas.
Sadomasoquismo in extremis
per toranre una altra volta
al punto dove non c'è già
niente.