Yo, creo;
en cuarto instante
efímero, tenue
absoluto
crimen.
Oremos, nuevas
despedidas
se posan en el órgano
justo
al centro del
costado izquierdo
"Padre, he pecado".
Te acompaño en
un sentimiento
que se desprende
de
la
farragosidad
de una espera
incontenible
"por mi culpa, por mi culpa"
por mi gran culpa.
Sin pecado concebido
aquel
pulso
de repulsa
inestable
"out of control".
"Perdóneme, padre"
no soy
digna de que
entres
en
mi
casa.
Pero media
mirada
tuya
bastará.
"Requiescat in pace"
Amen.
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