Hay frases
que se graban
entre pecho y espalda
a fuego
lento.
Se olvidan y quedan
quietas
sin actividad
"el radar parece
que se apaga".
Hasta que una
solo una
cobra la fuerza
y te hace
estallar:
Todo
se desboca
la propia realidad
parece ir más
y más
deprisa
El nombre
que te castiga
se difumina
entre esas
paredes
que conforma
la música
que restalla en tus
tímpanos.
Los latidos se aceleran
(ese viejo
descompás):
sonríes,
ríes,
a carcajada limpia:
"llega, sí,
todo llega".
Te ves
de repente
encima de ese precipicio
que tantas veces
te ha tentado
y te sientes
por un instante,
por un absurdo
instante,
que las alas vuelven a tu espalda:
"tan solo es cuestión de saltar"
Tan solo es cuestión
de volver a respirar.
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