El cielo te reclama,
te espera la espada
manchada y resquebrajada.
Negrura en su filo
el reflejo frío
blandida por crueles motivos.
El hierro oxidado
rabia en la empuñadura
los dedos aferrados
y la ira en palabras duras.
En el suelo su funda
en el alma la amargura,
y no tenerte entre los brazos
suficiente para cometer esta locura...
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