Tu contorno suave y rojizo
me arrebata el alma con cada resquicio
y me estremece con tus únicos sonidos.
Me haces daño cuando estoy cansada
me exiges más de mi misma
que me rompa hasta la crisma
para satisfacer lo que tu cuerpo reclama.
Pero de nuevo te recuesto en mis piernas,
quiero sentirte, que formes parte de mí,
que la melodía que salga de ti sea eterna.
Te golpeo sin piedad
y tú me respondes con rabia
gritándome con tu bella labia
que aún quieres más.
Mi querídisima Épsilon
eres mía, nunca olvides esto.
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