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sábado, 29 de septiembre de 2012
No podían llegar en mejor momento...
Suaves y distantes golpean como siempre el suelo. Su único cometido es ese desde que nacieron. Y sin embargo se vuelven el consuelo y alivio de emociones que queman todo mi ser. Son indiferentes y tranquilas, prometidas y solteras que crean una música acogedora. Son solo ellas, hermosas y distantes. Capaces de lograr lo imposible y de tranquilizarme. Capaces de doblegar mis nervios y someter mi mundo a su ritmo incansable.
jueves, 27 de septiembre de 2012
¿Para qué?
Self-infraction, mass destruction,
Programmed for the final function
Lab rat king, rescue team
Save me from the anarchy
Programmed for the final function
Lab rat king, rescue team
Save me from the anarchy
La caja de Pandora he destapado
he bailado con Dante por el infierno
entregué a quién no debía el fuego
y participé en la quema de Juana de Arco.
Silencia mi maldita voz
no puede ser peor,
no quiero tenerte cerca
apunto de perder el control.
Vendí mi alma al diablo
para que no me hirieses
pero esos tratos
suelen llevar a la muerte.
Solo un poco más
estoy segura de que lo harás
estás apunto de conseguirlo
solo un poco más y todo terminará.
Solo un poco más
estás apunto de lograrlo,
¡Retuércelo otra vez!
¡Dilátalo otra vez!
Estás apunto de acabar conmigo
y sólo entonces, tal vez, pueda sentirme bien.
Justamente ahora, tenía que suceder justo ahora...
miércoles, 26 de septiembre de 2012
It's just...
Creo que haces bien al no entrar aquí.
Solo una pequeña plegaria dicen que hace falta para que se te conceda todo aquello que deseas. Suelen repetir que no hace falta más que sentarse a esperar por que llegue lo que te merces. Yo ya he roto muchas copas vacías mientras aguardaba a aquello que anhelaba.
La medida de todas las cosas. Como aquellas frases inacabadas que intentaban decir cosas prohibidas por miles de preceptos elitistas que no tienen ni pies ni cabeza. Como aquellos pensamientos impuros que resbalan de mi mente enferma y cansada de tanto dar vueltas. Y ni siquiera bailando al son de todas las posibilidades podría conseguir que te interesaras por un simple defecto. No conseguiría nada y aún así me encanta balancearme entre lo que siento y lo que debería sentir.
Pero nada me hará cambiar de opinión. Sé que no sentiré nada igual como lo que ahora puedo sentir. Aunque llegue alguien mejor, no podrá tener jamás tu nombre.
Un sueño de vestidos rojos
y de piernas de fina porcelana,
grietas que dejan ver el interior
mientras siguen ardiendo mis palabras.
y de piernas de fina porcelana,
grietas que dejan ver el interior
mientras siguen ardiendo mis palabras.
Aún repasando mis ojos
no debe tener mucho más sentido
buscando apagar la emoción
escapando por lo que no he querido.
no debe tener mucho más sentido
buscando apagar la emoción
escapando por lo que no he querido.
Susurra tan dentro de mí
"debes mantener el control"
no debería ser así.
"debes mantener el control"
no debería ser así.
Tan sólo ella tiene la opción
de destruir o crear lo que soy
¿Quién sino iba a decir qué no?
No dejes que lo pronuncie en voz alta
pues ya sabes, a veces el diablo carga mis palabras
lunes, 24 de septiembre de 2012
Desencantada
Dulces poemas de amor salen siempre de su boca. Miles de canciones desesperadas que anhelan una única mujer.
Como agrias fresas de abril
se diluye lentamente el sabor
perdiéndose poco a poco el olor
que escanciaba su morir.
se diluye lentamente el sabor
perdiéndose poco a poco el olor
que escanciaba su morir.
Nunca pudo alzar el vuelo
amarrando siempre su soledad
repitíendo que estaba de más
intentar cumplir sus sueños.
amarrando siempre su soledad
repitíendo que estaba de más
intentar cumplir sus sueños.
Y aún así soñaba todas las noches
escapando con dulzura
de sus propios reproches.
escapando con dulzura
de sus propios reproches.
Tan diferente de lo que querían
y aún así tan correcta
sabía que jamás serían dueños de su vida.
y aún así tan correcta
sabía que jamás serían dueños de su vida.
Una noche para la cazadora,
otra noche para su bella,
otra para sus delicadas manos
y la última para meterse entre sus piernas.
sábado, 22 de septiembre de 2012
Y tal vez...
Dile, que no quiero que pasen las horas
dile al viento que no acaricie mi nuca
que no recuerde todas mis ataduras.
dile al viento que no acaricie mi nuca
que no recuerde todas mis ataduras.
Dile a la tormenta que calle su voz
que no le haga memoria a mi corazón
de todas sus cargas, penas y amarguras.
que no le haga memoria a mi corazón
de todas sus cargas, penas y amarguras.
Dile a ella
que no es por querer
más por su piel
querer estar cerca.
que no es por querer
más por su piel
querer estar cerca.
Dile sin demora
que no soy por ser
y soy por lo que es
simplemente otra.
que no soy por ser
y soy por lo que es
simplemente otra.
...Tan solo tal vez, sea por última vez.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Carreteras (Mod 2)
Camins, que ara s'esvaeixen,
camins, que hem de fer sols,
camins, vora les estrelles,
camins, que ara no hi són.
Sentada en aquella terraza, fumando su habitual cigarro antes de dormir, se preguntaba a cada instante qué diablos estaba haciendo con su vida. Normalmente se apoyaba en la barandilla y observaba la calle vacía imaginando fantasmas, dueños del pueblo hasta el amanecer. Jugaba a adivinar sus antiguas vidas: infieles, trabajadores nocturnos, esposos devotos o jóvenes rezagados que murieron por un descuido.
camins, que hem de fer sols,
camins, vora les estrelles,
camins, que ara no hi són.
Llevaba la carga de miles de pecados en su espalda. Sus aspiraciones no eran más grandes que las de cualquier otro hombre; y sus ojos, rebordeados con unas prominentes ojeras, mostraban que a pesar de todo tenía la conciencia tranquila.
Se le veía la mayoría de noches paseando por las calles nocturnas y solitarias de aquel pueblo. Las mentes retrogradas que lo habitaban, al llegar las diez ,se encerraban en su casa con un pequeño hueco en la ventana para poder interrogar a la mañana siguiente a cualquiera que fuese visto a esas horas fuera de sus hogares.
Sentada en aquella terraza, fumando su habitual cigarro antes de dormir, se preguntaba a cada instante qué diablos estaba haciendo con su vida. Normalmente se apoyaba en la barandilla y observaba la calle vacía imaginando fantasmas, dueños del pueblo hasta el amanecer. Jugaba a adivinar sus antiguas vidas: infieles, trabajadores nocturnos, esposos devotos o jóvenes rezagados que murieron por un descuido.
Después de dar la última calada entró en su habitación. Corrió las cortinas y se echó sobre la cama. La misma rutina de todos los días, la misma angustia todas las noches. Sus sueños siempre eran las figuras imposibles de lo que buscaba. Aquellas materializaciones intangibles que podía casi rozar con la yema de sus dedos.
Apunto de quedarse dormida le pareció escuchar un repiqueteo lento y sordo. Unos golpes de tacón que procedían de la calle. Se levantó extrañada y echó un vistazo escondida detrás de la cortina. Le sorprendió ver aquella figura, material y algo fantasmal, que estaba paseando al final de la calle con dirección a su apartamento. Escuchaba también una especie de silbido que salía de sus labios mientras parecía cambiar el ritmo de su caminar acorde a esa extraña melodía.
Sus latidos se aceleraron sin saber muy bien el motivo. Sus manos habían empezado a temblar al observar aquel hombre del que tanto había escuchado hablar, pero que nunca había visto. No era terror, ni tan solo miedo, era más parecido a la agradable excitación de ver algo que no creías y no saber como reaccionar ante su presencia.
El hombre seguía avanzando por la calle y, como si hubiese detectado la presencia de la mujer observándole, se detuvo delante del bloque de pisos mirando fijamente hacia su ventana. Como en un impulso, la mujer se retiró hasta la pared más próxima intentando ocultar su presencia ante aquellos ojos oscuros que la habían visto claramente.
Le había parecido observar una figura detrás de los ventanales. Detuvo sus pasos para fijarse mejor en aquellos apartamentos y poder encontrar al curioso que mañana le haria ser la comidilla del barrio. Llegó a ver la figura asomando su cabeza temerosa a través de una ventana del piso cuarto y pudo reconocer el rostro de una mujer a duras penas a través de la tenue luz de las farolas. Él sonrió y alzó su mano saludándola mientras rezó lo siguiente:
Continuaba repasándose el pelo como le había enseñado su madre. Las
manos acariciaban su cabello una vez arreglado y acababan de repasar que
todo estuviese en su lugar. Salía de casa cogiendo su bolso preparado
desde la noche anterior para no tener que entretenerse por la mañana.
Antes de salir por la puerta, se detenía en el espejo de la entrada y
comprobaba que llevase del lado derecho la camisa y que no le faltase
nada, olía sus axilas y recogía las llaves de su coche. Al final, una
simple mirada para despedirse de su casa hasta la tarde y un portazo que por primera vez despertó al vecino de al lado.
Abrió la puerta con el mando de las llaves y arrancó el coche en dirección a su rutina diaria. Una oficina tranquila, sin más movimiento que el intercambio de chismes, el fluir de las cuentas calculadas o el ir y venir de nuevos clientes.
Ese día llevaba su coche raudo y veloz por las calles de las afueras de su pueblo. Era diferente, lo había visto en su mirada delante del espejo antes de irse de casa. Lo había notado en su último sueño, extrañamente sereno y tangible, y cuando se había duchado, sintiendo cada gota que recorría su cuerpo desnudo en perfecta armonía con ella misma.
Conducía con la radio bajo mínimos y eso la enfureció. Mientras era retenida por un semáforo en rojo, escarbó en uno de los cajones de debajo de su asiento y encontró un viejo CD de música de los que escuchaba hacía años. Lo metió en el reproductor y le subió el volumen hasta casi molestarle. Bajó la ventanilla y apagó el aire acondicionado frío. Aún retenida por el semáforo, vio como a su lado pasaban un par de mujeres ya entradas en edad que la estaban mirando con cara de horror. Al ver ésto empezó a reír y arrancó a la señal de la luz en verde.
El viento desordenó sus cabellos pero esta vez no le importó, solo confirió un grito de alegría y apretó un poco más el acelerador hasta que la varilla de velocidad llegó al límite permitido. El estéreo del coche seguía reproduciendo en los altavoces las canciones que antaño le inspiraban fuerza. Al borde de una rotonda encendió un cigarrillo y continuó el corto camino que quedaba hasta su trabajo de la misma forma; con el pelo deshecho, las gafas por encima de él, oliendo a humo y echando por los poros un bienestar que hacía siglos que no sentía.
Una vez delante de las oficinas, lejos de dejar esa vieja música en el recuerdo, la copió en su reproductor de música portátil, polvoriento y olvidado en una de las guanteras de su coche. Luego la hizo estallar en sus oídos con unos auriculares de un color blanco amarillento a causa de su desuso. Se detuvo delante de la puerta principal y observó por los cristales a todos sus compañeros que ya habían llegado. Tan formales, tan correctos. Y ella no había sido diferente. En teoría.
Cerró los ojos y dio las gracias.
Le había parecido observar una figura detrás de los ventanales. Detuvo sus pasos para fijarse mejor en aquellos apartamentos y poder encontrar al curioso que mañana le haria ser la comidilla del barrio. Llegó a ver la figura asomando su cabeza temerosa a través de una ventana del piso cuarto y pudo reconocer el rostro de una mujer a duras penas a través de la tenue luz de las farolas. Él sonrió y alzó su mano saludándola mientras rezó lo siguiente:
Corre sin tener ninguna prisa ni fin
ama sin ser amado, odia sin querer
no perdones sin saber, no confíes en el deber,
y da gracias simplemente por existir.
Dicho ésto el hombre hizo una reverencia y continuó con su paseo nocturno.
La mujer, que había escuchado claramente aquella voz ronca recitando aquellos versos, no pudo evitar sonreír. Un extraño fuego adolescente pareció adueñarse de su pecho. Se asomó sin temor a la ventana de nuevo y no pudo verle. Empezó a llorar al comprender de pronto lo estúpida que había sido. Se dejó caer en su cama y cerró los ojos aún mojados y sonriendo, por primera vez, al pensar en el encuentro con sus sueños.
*
Abrió la puerta con el mando de las llaves y arrancó el coche en dirección a su rutina diaria. Una oficina tranquila, sin más movimiento que el intercambio de chismes, el fluir de las cuentas calculadas o el ir y venir de nuevos clientes.
Ese día llevaba su coche raudo y veloz por las calles de las afueras de su pueblo. Era diferente, lo había visto en su mirada delante del espejo antes de irse de casa. Lo había notado en su último sueño, extrañamente sereno y tangible, y cuando se había duchado, sintiendo cada gota que recorría su cuerpo desnudo en perfecta armonía con ella misma.
Conducía con la radio bajo mínimos y eso la enfureció. Mientras era retenida por un semáforo en rojo, escarbó en uno de los cajones de debajo de su asiento y encontró un viejo CD de música de los que escuchaba hacía años. Lo metió en el reproductor y le subió el volumen hasta casi molestarle. Bajó la ventanilla y apagó el aire acondicionado frío. Aún retenida por el semáforo, vio como a su lado pasaban un par de mujeres ya entradas en edad que la estaban mirando con cara de horror. Al ver ésto empezó a reír y arrancó a la señal de la luz en verde.
El viento desordenó sus cabellos pero esta vez no le importó, solo confirió un grito de alegría y apretó un poco más el acelerador hasta que la varilla de velocidad llegó al límite permitido. El estéreo del coche seguía reproduciendo en los altavoces las canciones que antaño le inspiraban fuerza. Al borde de una rotonda encendió un cigarrillo y continuó el corto camino que quedaba hasta su trabajo de la misma forma; con el pelo deshecho, las gafas por encima de él, oliendo a humo y echando por los poros un bienestar que hacía siglos que no sentía.
Una vez delante de las oficinas, lejos de dejar esa vieja música en el recuerdo, la copió en su reproductor de música portátil, polvoriento y olvidado en una de las guanteras de su coche. Luego la hizo estallar en sus oídos con unos auriculares de un color blanco amarillento a causa de su desuso. Se detuvo delante de la puerta principal y observó por los cristales a todos sus compañeros que ya habían llegado. Tan formales, tan correctos. Y ella no había sido diferente. En teoría.
Cerró los ojos y dio las gracias.
¿Pero ya sabes que éste/a puedes ser tú, no?
martes, 18 de septiembre de 2012
Don't drink the water...
Puedo contar mentiras que son verdades
y verdades que llegan a ser mentira
que podrían llenarte y quitarte la ira
o preguntarte por mis tristes edades.
Busqué caminos para la salvación
mientras escuchaba como condenaban
a un hombre pobre y viejo con espalda ancha
los que anunciaban mi misma perdición.
y verdades que llegan a ser mentira
que podrían llenarte y quitarte la ira
o preguntarte por mis tristes edades.
Busqué caminos para la salvación
mientras escuchaba como condenaban
a un hombre pobre y viejo con espalda ancha
los que anunciaban mi misma perdición.
Dije demasiadas veces lo que digo
y otras pocas muchas veces lo que no
sin separar de aquella vena su trigo
que enciende y apaga cualquier corazón.
y otras pocas muchas veces lo que no
sin separar de aquella vena su trigo
que enciende y apaga cualquier corazón.
Hasta al mismísimo diablo han implicado
los que dicen que he cometido pecado,
sin darse cuenta de la realidad
y es que no me arrepentiré, ni tan solo una vez más.
los que dicen que he cometido pecado,
sin darse cuenta de la realidad
y es que no me arrepentiré, ni tan solo una vez más.
All God's people said amen.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Imborrable
Pasear, tan solo andar
perdiéndose por lo que desconoce
lejos de lo que quería recordar.
No buscaba final
tan solo aquellos roces
que la llevaran hasta su manantial.
Y alguien la retiene
siguiendo siempre tu pequeña estela
volviéndose más terca,
rompiéndose en su mente.
Se dejó llevar demasiadas veces
pero vuelve a perderse
maldiciendo, como siempre, su suerte
por levantar su cabeza al verte.
sábado, 15 de septiembre de 2012
Runaway
Déjala, querida, déjala,...
Los ruidos lejanos
se confunden en mi mente
y explotan de repente
mezclándose con lo raro.
Arrodillada, postrada a tu lado
y siempre con la misma suerte
que me permite volver a verte
a un precio demasiado alto.
Recuento los dias
y sacrifico toda guia
por tenerte un poco más en mi mundo.
Reitero mi vida
y cuento los segundos
para que sea aún mas absurdo
...Que la mujer parece imbécil
a veces y no sabe lo que dice.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Vuelve el mar...
...Y con él, sus olas.
Romper cualquier pedazo de papel entre tus manos. Mirar a tu alrededor y ver que lo que está pasando es más real de lo que quieres creer. Ese sentimiento de ahogo, la presión en el pecho que te dificulta la respiración y te reaviva las ganas de llorar. Todo parece quedarse estancado, no puede avanzar y no quieres que avance. Pero temes aún más que retroceda. El tiempo es oro y en vez de correr, vuela. Cada instante, cada minuto que pasa, todo es jodidamente sentencioso hacia un único desenlace. ¿Prefiero otro? Quién sabe. Llego a creer que todo ésto es el principio y el fin de mí misma, que si no hubiese ocurrido nada, yo no sería así o simplemente no sería.
Quién sabe y quién podrá desmentir nada. Soy lo que soy. Gracias a lo que me ha pasado, a lo que he hecho, a lo que haré. Gracias a la gente que conozco y a la que no. Gracias a todo y a todos. Aunque no sea el mejor momento para volver, juro que más que nunca necesito ésto.
Golpeo mis mañanas
mientras desgarro mi alma
huyendo de este frío.
Desmontando las ganas
tapiando mis ventanas
y siempre me río.
Dibujando las posibilidades
me aparto de tus risas
dejándole a esta brisa
esconderla en mi piel.
Disimulo en mis tardes
lo que me quita vida
aquella vieja herida
que se abre cuando vuelves a aparecer.
PD: Y si lees ésto mi vida, sepas que eres una de las pocas
cosas bonitas en las que pienso antes de irme a dormir.
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