Una mano en la garganta
y sobre las pupilas otra
someten el pulso a la hora
y calman silenciando el alma.
Exprime el dolor, diluye el temor,
deshace toda mi pretensión
y la devuelve a la ilusión.
No hay sitio para lágrimas
ni para obras trágicas
de mi boca hemorrágica.
No se permiten palabras
que salgan de bocas infectas
de letras llenas de demencia,
desesperación, locura y blasfemia.
Cómo si no pudiese sentir
Cómo si no supiese escribir
Cómo si no supiese rimar
sin citar versos de infinidad.
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