Las manos tiemblan sin querer,
a pesar del tiempo que llevas
sigues sudando al verles otra vez.
Hay una voz fría en las yemas
y no te deja, no sabes porqué,
se mete con frases blasfemas.
Escuchas caer el casquillo,
los segundos son una eternidad
y la mente proyecta palabras
que duelen más que la bala que acaba de impactar.
Todo se vuelve oscuro, sin sentido,
disparas en una guerra que no querías librar
y te das cuenta que por mucho que vayas a pelear
nadie será capaz de vivir jamás en paz.
Only the strongest will survive...
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