Cada acorde suena
como un único sonido:
una única respuesta
a
un
silencio
incomprendido.
Lento
se expresa, el mismo,
y no deja de decir
"disculpa"
¿De qué?
¿Qué he hecho?
Dios mío
no tengo fe en ti,
pero una palabra tuya
bastaría para devolverla.
Ícaro, no dejas de quemarte.
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