Media vida en cada intento...
Aún siento congoja de aquel día. Fue aturrullante, prácticamente inefable, sentir esa música tocada en vivo y creada en exclusiva para ese preciso instante; es algo inefable.
Y te dejas llevar, como en una ruleta rusa en la que hay balas de goma y alguien se está creyendo que son reales. Adoro el momento ese en el que todo parece apunto de romperse; hasta que al final, sin remedio, de tanto jugar con el límite, todo se rompe. Y tú, mi vida, estás rota a la par que yo.
Aunque, por supuesto, todo fue invención mía.
En fin, reabro este sitio porque, sin querer, vuelvo a necesitar contar mis mentiras al mundo. Por supuesto, he perdido práctica, costumbre y, lo que es más importante, motivos; así que no esperéis, si vais a leerme, algo mínimamente decente: os aseguro que si antes daba pena, ahora produzco lástima.
Sed bienvenidos de nuevo y, como ella nunca dirá:
Se reabre la sesión.
PD: He borrado la anterior entrada para eliminar los rastros del "drama". No es para tanto.
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