martes, 14 de febrero de 2017

Profanación

Lo que te ocurra,
lo que me ocurra,
es indiferente.

No sé
si alucino
o,
después de tanto,
estabas ahí. 

Casi
como los ojos verdes
(marrones,
no todo
puede ser
fantástico):
te desvaneciste.

Y yo,
yo,
yo...
sigo con el egocentrismo.

Pero si estabas,
si lo estabas,
¡Joder,
juro que estabas!
esa mirada
no necesitaba
palabras
para echarme en cara lo que soy:
"una más, mi vida"
(bueno, esto último,
probablemente,
lo hayas olvidado).


Arrancar, apartar la tierra parte a parte
desgarrarme la misma carne
porque no, sencillamente no:
han profanado el santuario a Satanás.

PD: Lo peor de todo
       es que no sé siquiera
       si me has reconocido.




sábado, 4 de febrero de 2017

Dos noches

Dos noches
por esa
misma 
rendija.

Dos noches ya
mirando sin
poder
tocar.

Dos noches
con la mano entre los muslos
y el cielo a un palmo de narices.

Dos noches
con la misma ventana
cerrada,
dos noches
que no aguardan
la luna.

Dos noches
entre ríos de
incontinencia explícita;
al margen,
siempre,
a su margen.

Dos noches
sin dormir,
dos noches
soñando 
en pleno orgasmo;
dos noches, dos noches, 
más una;
(dieciséis horas
de deseos subconscientes).

Dos noches hace,
dos noches, sí;
dos noches ya
que el tiempo
ha dejado
de contar
entre gemido y gemido.

Dos noches hace,
tú no las recuerdas
y yo
(lo digo ya
casi desnuda)
tampoco.


El tic-tac
de un roce que
en el silencio de la noche
es casi
como una mano cubriendo una pared.
Amén.

miércoles, 1 de febrero de 2017

De implicaturas siguen las bromas

Los caminos
son
impredecibles:
"Caminante
no hay camino".

El culto a una diosa
se convierte pronto
en un politeísmo
casi
obsceno.

Sin embargo,
la rebeldía
siempre está
implícita
(jugando
como siempre
el papel fundamental
en su contexto).

Al final
es más sencillo
de lo que parece:
he pactado con el demonio
y qué bien me cae Lucifer.

Era de esperar:
nunca me ha ido
la vida beata
y menos, el culto a la virgen.