Hay una voz que me tienta,
un sonido que se repite,
una elección siempre en las manos,
algo que cada vez cobra más fuerza.
Da igual que gritara
todo cuanto quise,
da igual que golpeara el pasado
y lo echara lejos de mi espalda.
Se adentra en mí como una estaca,
una punzante herida que se abre
bajo mis pulmones.
El sonido se detiene, pero no se marcha,
deja de susurrarme palabras por un instante
aunque sé que nunca terminan estas malditas emociones.
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