Ella entra por la puerta
y sonrie, aunque no rie,
se sienta, no va a esperar más.
Se muerde los labios
nerviosa, se ha pasado el segundo recordando,
no, no es suficiente,
"¿Por qué escribe?"
Se repasa el pelo,
se extraña, le sorprende que no la observe
no sonríe, intenta reírse
me mira, no disimula siquiera.
Tan frágil y simple,
tan arrugada, tan extremadamente pasada,
sin embargo, de una extraña forma, aun me encanta.
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