La libreta de mis sentimientos
se aprisionó en tu imaginación
cuando corregiste sensación
y emoción en mí al sentir tus vientos.
Mordí y desordené mi habitación,
en ella me perdí sin miedos
escupiendo en todos mis credos
por no importarme más mi condición.
Encontré el tono para soñar
y la distancia preventiva
para dejarlo a mi imaginar.
Volví mi mirada y no te encontré,
esperé tu voz adictiva
y por más que aguardé, nada más escuché.
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