Para cuando los sueños despertaron
ella se encontró de nuevo con la almohada,
la abrazó y la asfixió sin temor
le confesó entre risas todo lo que realmente amaba.
Le habló de aquellos ratos secretos
de los juegos pícaros de su querer,
de las noches que pasó asolas o acompañada
lejos de cualquier clase de "bien"
Le contó todo lo que hizo en compañía
y las frases que pronunció en eternas y solitarias horas,
las tardes enteras bailando a oscuras
recordando las historias que inventaba para no sentirse tan sola.
Los puntos en los que dudaba
y todos aquellos absurdos fantasmas
encontrados en la verdad de su ser,
sin máscaras, sin disfraces,
completamente entregada a destapar su desnudez.
Todo en el mismo barco... no sé si equivocado...
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