miércoles, 30 de enero de 2013

Recuerdos


Una de mis mejores series cuando eres pequeña. Me largo a dormir, o me pondré aún más nostálgica T.T

What's going on?

         El mundo gira demasiado rápido y me marea cada vez que trato de centrarme. Mis gafas se ensucian cada dos por tres sin tener idea de cómo. Las palabras que pretendo decir se convierten en vocablos enrevesados y carentes de sentido al llegar a mis labios y, o callo sin pronunciar nada o digo lo que quiero de manera incomprensible.
     Una nube parece aposentarse sobre mi mente, nublando mi mirada y dejándome prácticamente sin ideas. Es extraño. Los pensamiento parecen cerrarse en banda y haberse puesto en huelga después de demasiado tiempo exprimiéndolos, como si realmente tuviesen vida propia y tuviesen el derecho a decidir cuándo y de qué manera aparecerse sin reparos.
     A veces creo que mi cordura es un simple hilo que se sujeta por pura desilusión. Las finísimas cuerdas que aún la sujetan me fascinan por su tensión. Muchas veces creo escuchar un chasquido sordo que me hiela la sangre, pero al volver la mirada a ellas compruebo, para mi asombro, que aún siguen sujetando mi mente a este mundo. Tiendo a creer que no les queda mucho tiempo aunque siempre sigan ahí. La desesperación se funde con una agonía intranquila que me obliga a estar alerta a pesar de comprender que no hay más peligro que mis propios pensamientos, ahora dormidos. Tan solo, con un poco más de suerte, tal vez los corte yo misma.


Renunciar sin más preguntas
a la estabilidad de las dudas
que deshacen cualquier alma.

Se pervierte, última y dura,
dejando que este mundo de fantasmas
simplemente le atormentara.

Acercó su cuello a la hendidura
y accionó una guillotina
que, aún sin cortar su vida, 
consiguió romper con su cordura.

No tuvo más "dejes" que el desprecio
que le corrompió desde lo más hondo
mostrando en sus torturados y míseros ojos
el deseo infernal de ponerle fin a cualquier precio.

Y volvemos a las andadas.
¡Cómo se nota!
        

domingo, 27 de enero de 2013

Cuenta atrás

Down with the sickness.


Demasiadas veces se pierde el control
de lo que sucede en un día normal
y encuentras cualquier palabra visceral
aunque no tenga ninguna intención.

Se vuelve a incurrir en la medida terminal
de lo que se dijo, dijimos o tal vez no
pero sí fue como algo sin valor
 lejos de ser cierto y de esta maldita realidad.

Protesta aún el mismo reloj
pero no queda nada de aquellas horas
tan magníficas, macabras y llenas de temor.

Desciende hasta el más recóndito rincón
y te encuentra atrapada en una horca
que tiene su cuerda al límite de la tensión.


-¡Aléjate querida mía!
-¡Yo no te amo!
-Razón de más, ¡Largo!

sábado, 26 de enero de 2013

Burbuja.

Me preguntan muchas veces por qué escribo. Ni yo misma lo sé. Tal vez porque lo necesito, como una droga, o tal vez porque tengo miedo a olvidar todo lo que me ha sucedido. No puedo asegurarlo con certeza. No lo sé. No puedo saberlo. ¿Qué me motiva? ¿Qué me conmueve cada día? No lo sé.

A los recuerdos del pasado.

Tu sangre era pintura
y la mía simple tinta
que escribía sin sultura
mientras tu plasmabas la vida.

El milagro no nos dio el consuelo
que prometía aquel inesperado regreso
mientras yo sentada en el frío suelo
esperaba cambiar por un simple beso...


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¿A cuántas calles habré derrumbado
con la violencia de mi corazón? 
¿Quién dijo que se daba terminado 
el último acto de mi función?

Y aún así siempre intento echarme a dormir
abrazando una almohada infecta de mis pesadillas
esperando ser liberadas por mis rodillas,
 pobres, se quedaron con las ganas de verme huir.

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Las ganas de escapar, de desvanecerse
se incrustaron en el interior del alma
para recordarse siempre que ganas
y fuerza fallasen en el momento de retorcerse.

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No fui yo quién dejó inacabado el cuadro
que nos dibujaba a ambas con amor
sin sueños ni palabras esdrújulas de temor.

No eras tú quien dejó claro el marco
pues este se configuró de pequeños arañazos
dados a la sutileza de la obra de su interior.

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¿No eran ellos los que tenían que cambiar ésto?
Siempre con el mismo discurso defecto
que busca atraer a las reses asustadas
hasta el redil de las mentiras y de la grandilocuencia.

Y siempre los embaucan con la misma inocencia
esconden sus risas deshechas ante el enemigo prójimo
 se sienten sin ánimos de ser los próximos
a vencer al miedo y crear la revolución.

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Y al final luna, nos separó lo mismo que nos unió.

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Escampa mi cuerpo
y deja que se pudra
quítale el aliento
antes de llevarme a mi última sepultura.

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"Recuerda, eres joven,
no anheles más de lo que puedes
¿Por qué tanta prisa?"

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Recuerda, recuerda, recuerda,
recuerda, recuerda, recuerda,...
¿¡No me ha oído?!
¡Recuerda, deja de hacer justicia!


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¿A caso el cáncer nos vuelve santos?
¿La muerte purga nuestras culpas?
¿El pecado expira junto a nuestra conciencia?
Me temo que las lágrimas las faltas no curan.
 
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¿Por qué voy a llorar, si a esa vieja damisela ni siquiera puedo ni debo rogar?



Y es así como me vacío, lentamente, dejando que toda esta montaña de ideas nefastas y malas sean plasmadas de una forma aún peor. ¿Qué me está consumiendo? ¿Qué no deja de atormentar mi maltrecho corazón? Mis palabras ya no tienen sentido la mayoría de las veces. Ni lo busco, porque la cordura y coherencia no me han servido de nada. 


La burbuja en que crecimos nos vendió comodidad...

miércoles, 23 de enero de 2013

Último obstáculo.

Que las hondas de la música perforen mis tímpanos si no voy a volver a escuchar su voz.



Perdida, encontrada, sin aclararme,
me dejé embelesar por la delicia
de quedarme siempre como Alicia
sometida a la voluntad de su reina de aire.

No era por sus tallos ni espinas
por lo que al final yo sangré,
siendo tan poco lo que fue
como la esperanza mi ruina.

La sangre tiñó las rosas blancas
que quedaban en aquel jardín
de aquel precioso carmín
que deja cualquier voluntad en nada.

Rogué una sola vez más a sus pies
al cielo y a la tierra que ahora la custodia
solo un poco de misericordia
antes de que la locura consuma mi ser.

Es el reflejo de algo que nunca existió
de la promesa fallada en el último instante
para convertirse en cruel amante
de mis noches de insomnio y terror.

lunes, 21 de enero de 2013

Sangrar

          Mente enferma que tiene su particular droga para seguir adelante. Mente que no soporta la ausencia de algo que, si por bien o por mal, le es necesario. Mente que se desvive de manera inhumana y enfermiza por algo que no le retribuye nada en absoluto.Tan complicado de digerir, lo mejor resulta que es peor para uno mismo, y viceversa. 
      Cuando la angustia de no tener algo se acrecienta por el deseo y la pasión inevitable, tiendes a creer que te has vuelto loca. Las lágrimas afloran y se escurren como ácido puro mostrando la impotencia y la rabia quemando y destruyendo las pocas esperanzas que aún quedan en las mejillas. El remedio suele ser peor que la enfermedad, y esta cura impuesta por la divina providencia juro que acabará conmigo. 






Fue solo al final de este mundo
donde vi, incrustado demasiado hondo
la única realidad de tus ojos.

Y siempre tan absurdo
que nunca pude dejarlo sin más,
demasiado fácil, demasiado difícil de soportar.

Jamás pude aceptar que se terminó
tan solo era un simple no
¿Por qué dilaté mi actuación?
¿Por qué esperé más de esta maldita función? 

Recogí todos mis pedazos casi inerte
sobria tan solo en ese momento
para volver a estar ebria del miedo
que produce el pensar que no volveré a verte.


 
"why can't you see that you always
perturb me so... "

domingo, 20 de enero de 2013

Respirar



Cuerpo que respira, tan inconsciente,
deforma el mundo hasta el extremo
de lo efímero y evanescente.

Rebusca dentro de la mente
el descomponer de un sentimiento
tan extremo como irreverente.

Después del transcurrir del tiempo
reconstruí mis recuerdos olvidados
que dieron paso a mi sentir extraño
devuelto con la rabia de mis versos.

Deformar, romper la fina cadena
con el estruendo de las consecuencias
de las últimas palabras de la incoherencia
que corrompieron tanto cuerpo, como venas.

Labyrinth

Ve con cuidado. Tal vez descubras cosas que no son de tu agrado. 

Extraño insomnio como marea
envuelve lo que recuerdo
ahoga mis pensamientos
diluye mis escasas ideas.

Dilata el horror y el temor
me lleva hasta lo más hondo
destruyendo mis restos hasta el fondo
sin dejar que vuelva la compasión.

Tanto tiempo sin experimentarlo
la sangre cayendo por mis manos
se lleva todo el dolor ajeno.

Creía que todo era simple miedo
hasta que reí con demasiado entusiasmo
ante lo absurdo de esta situación. 

Y alguien dijo alguna vez que todos llevamos un niño dentro. Manda huevos.

jueves, 17 de enero de 2013

Solo queda...


Inside



Tantas situaciones nos abruman
nos vuelven potentes suicidas
que constituyen todas las argucias
que hacemos para evitar:
La última destrucción
el último reducto de nuestra redención
que dejó el veneno en nuestro interior.

¿Y acaso la muerte nos hace mejor?
¿Nos libra de todos los pecados cometidos?
¡¿Nos hace inmunes ante la culpa de pulsar el jodido detonador!?

Caí tan extremadamente bajo...


Siento escribir estas cosas. Pero juro que lo necesito.

martes, 15 de enero de 2013

Kill division

Demasiado tiempo.


Dejé cualquier cosa que fue en el suelo
y tan solo me quedé con la vana esperanza,
nefasta y ya demasiado desgastada,
de que cambiase lo que una vez llegó a ser.

De repente me reencontré el temor
buscando el viejo detonador
que encendía el maltrecho motor
que me llevó a aquella pequeña destrucción.

Había demasiadas balas en mi mente lúgubres
y los dedos me acusaron de nuevo
a pesar de contener siempre el aliento

Supe pronto cual era el disparo certero
que acabaría en aquel funesto entierro
al que solo asistieron las palabras y una simple macha fúnebre.



          ¿Es más grave el no poder llorar por lo que se quiere que luchar por ello sin posibilidad de éxito? ¿O acaso es lo mismo?  ¿Por qué después de todo no puedo romperme en pedazos y dejar que la sangre tome el camino que le venga en gana? ¿Por qué no puedo llorar sin sentirme aún peor por ello? ¿Por qué cojones siempre tengo que caer en las mismas? Y aún así sigo adorándolas como a lo más bello del universo.

Y lo peor de todo es que no puedo odiarlas.

domingo, 13 de enero de 2013

The light



Aquellos ojos, aquella luz escondida
aquellos labios de sonrisa fría,
cuando se alejen ¿Qué será de mis días?

Encerrada en fantasías prohibidas
de falsa poesía de capa caída
de sueños engañosos y dulce agonía.

No sé ni escribir sin sus palabras extrañas
sin mi Greta, sin sus piernas infinitas,
ni siquiera sé nada de esta absurda vida
sin el recuerdo de su maldita mirada.

 Me dejé encantar casi sin quererlo
y no debería tomarme ésto en serio
¿Después de todo qué es lo que pretendo?
Nada con lo que esté finalmente de acuerdo.


¿Podría quedarse una noche más? 
PD:Y ni siquiera sé ya qué demonios escribir.

lunes, 7 de enero de 2013

Interna.

Nota: Si queréis, poned de fondo "the revelation" de X ray dog.     

Y ascendió desde los infiernos de su alma con su verdadera forma, mostrando lo que realmente había en su interior.




         Por fin blandió su espada y se enfrentó a aquel ser fruto de sus pesadillas.

-¡Venid a por mí! ¡No os tengo miedo!

      Cuan falsa era esa afirmación. Sus piernas le flaqueaban delante de aquellas materializaciones de sus miedos y terrores. Contempló el escudo de bronce que llevaba en el brazo izquierdo y apretó más el mango de su arma. Las grebas de cuero que llevaba en las espinillas tiritaban junto con sus piernas y sus manos, tensas y frías, se preparaban para la batalla que decidiría su maldita vida. Sus dientes apretaban su labio inferior de rabia al tener delante a la principal causa de su deterioro físico y mental.

-Te haces demasiado la valiente.
-Os borraré de mi mente. ¡Lo juro!

       Una sonrisa deforme iluminó el rostro de aquella pesadilla viviente. Cruzó los brazos en señal de prepotencia buscando provocar a aquella que pretendía borrarla de sus recuerdos.

-¿Por qué? ¿Acaso no eres tú la única culpable de todo lo que eres?

      Dejó caer su espada al suelo a causa de la última frase pronunciada por aquel ser. Sus sueños, todo aquello que ella había amado se desprendía de sus manos con la facilidad que se deshace la arena. El alba empezaba a despuntar por aquel horizonte oscuro. Y eso anunciaba que debía darse prisa si no quería volver a esperar.

-No puedo decaer ahora. No me dejaré vencer por vos.
-¿Y si me vences, podrás vivir con el sentimiento de culpa toda tu vida?
-Yo, no he hecho nada de lo que me pueda arrepentir. Ni voy a hacer nada que...
-Cuidado con tus palabras joven- Interrumpió aquella extraña deformación de horrores.- Pues pueden sentenciar tu destino.
-Mi destino se forjó mucho antes de que yo creyese decidirlo.-Recogió la espada del suelo y apuntó a la aparición con ella.-Gracias a vos que me habéis atormentado durante tantas noches. Gracias a aquella extraña locura que me embriagaba cada vez que parecía estar todo perdido, haciéndome creer que vos erais el único camino posible para sobrevivir.

      El rostro sonriente de aquel monstruo de pesadillas cambió su sonrisa por una expresión de sorpresa y desagrado. La forma de sus brazos cambió hasta formar dos extremidades superiores afiladas y relucientes. Sus facciones empezaron a deformarse hasta dejar tan solo un leve rastro de humanidad en una mueca amorfa y en dos cuencas vacías. Ella retrocedió unos pasos asustada por lo que estaba viendo.

-Muy bien, si tan claro tienes tu propia destrucción no hay más que hablar. Gane quien gane la única que saldrá perdiendo eres tú. ¿O no te das cuenta?
-No, yo ganaré y al fin seré libre.
-Nunca serás libre de ti misma, de tus propios reproches, de las cicatrices que te condicionan todos los días. Aunque yo muera, todo eso seguirá existiendo en tu mente infecta. Para ti no hay remedio cariño, acéptalo.

        La extraña guerrera bramó un grito al cielo y se abalanzó llorando contra sus pesadillas. Sus pensamientos estaban hechos trizas a consecuencia de las últimas palabras de su tormento. Aún así, la misma rabia y desidia que la habían ayudado a combatir todos sus terrores ahora le hacían lado en una pelea que ella misma no paraba de repetirse que supondría el final de todos sus horrores. El monstruo reía con más fuerza cada vez que ella daba una estocada y ésta se enfurecía más. De un tajo consiguió cortar una de las extremidades de la aparición con la que luchaba.
     Ambos se detuvieron, la chica, algo exhausta y falta de oxígeno, el ser, sorprendido de que aquella maldita humana hubiese conseguido herirle. Antes de que éste pudiese reaccionar perdió su otra espada a causa de otra acometida de la muchacha. Esta vez fue el monstruo quien gritó maldiciéndola con estas palabras.

-¡Escucha maldita, aunque ahora me mates mi propia muerte pesará sobre tu cabeza, atormentándote allá dónde vayas! ¡Nada ni nadie conseguirá salvarte de ti misma pequeña!

     La guerrera dejó el escudo y sostuvo con las dos manos temblorosas su espada a la altura del cuello de aquel ser. Contempló absorta las miles de imágenes que lo componían. Su pasado, su historia, sus temores y deseos más profundos y secretos. Todo eso no desaparecería con la muerte de aquello, entonces ¿La haría más libre? ¿O la haría aún más prisionera de sus pensamientos macabros y desquiciados?

-¿A qué estás esperando? ¡Hazlo!

       La chica obedeció sin más rodeos, ignorando todas las voces opuestas en su interior. La cabeza del extraño ser rodó hasta al suelo y del orificio que había quedado empezó a salir una especie de sangre negra y grumosa. Ella se acercó hasta el cuerpo deforme y acercó una de sus manos hasta el liquido oscuro, estremeciéndose ante el tacto de éste. Observó como ésta quedaba impregnada de esa sustancia y pudo ver para su horror como se le metía por debajo de la piel. Apartó los dedos de allí al momento y escuchó una carcajada a su espalda. Al girarse vio que se trataba de la cabeza suelta del monstruo.

-¿No te lo dije? Yo formo parte de ti, mi vida. No sirve de nada que intentes escapar.

The venom that are inside me.

viernes, 4 de enero de 2013

Más cierto imposible.

I feel like a monster.

Tan solo queda...

...rendirse.

No puedo recordar como empezó
pero, cada vez que lo pienso,
todos los músculos de mi cuerpo
se estremecen y se ponen en tensión.

No me acuerdo de qué sucedió
pero aún así lloro sin descanso
sin ser vista y además sin llantos
sin delatar lo qué realmente soy.

Me recuesto demasiado cansada,
tiemblo, suspiro, y siempre me río,
toda la desidia se apoderó de mi cama.

Los sueños en mi maltrecha almohada
y la esperanza de que nada es infinito
se unieron para no desear volver a abrazarla.



Y todo lo que llego a ser, en gran parte, es gracias a ti.
PD: Y vuelven estas jodidas noches de insomnio que hacía tiempo que no tenía.

miércoles, 2 de enero de 2013

Catalyst.

God bless us everyone we're a broken people living under loaded gun.


           Sudor, frío y niebla. Su rostro estaba cubierto por estas tres cosas, al igual que su arma. No podía ver a los compañeros que tenía a su lado, tan solo escuchaba los disparos que le helaban la sangre. Sus ojos no lloraban, pues no tenía más lágrimas por derramar. El miedo y la asfixia se juntaban en un cóctel espeso y difícil de digerir que se le paraba justo en la boca del estómago.

"No aguantaremos mucho tiempo"

           Hacía horas que la orden de retirada había sido dada, pero para su desgracia, el enemigo les había rodeado. Todos los compañeros que habían intentado escapar habían sido masacrados y los pocos que aún quedaban en la trinchera, exhaustos y cansados, se preparaban para su inminente destino. Él estaba abrazado a su rifle mientras recordaba la sonrisa de aquella con la que se había prometido antes de que la guerra empezara. Observaba cada uno de sus recuerdos imaginando que ella estaba allí. Se preguntaba si habría podido escapar o si habría sufrido el mismo destino que a él le aguardaba. Una respiración entrecortada le sacó de sus cavilaciones y miró a la mujer que se encontraba a su lado de cuclillas.

-¿Te encuentras bien?
-Todo lo bien que podría estar aquí atrapada.-Dejó su arma apartada y se sentó mientras se encendía un cigarro y le ofrecía la cajetilla abierta.-¿Fumas?
-No, gracias.-Siempre le había molestado el humo que soltaban aquellos cilindros endemoniados, pero esa vez solo podía dar gracias por que a aquella chica lo encendiese.-Mi novia también fumaba.
-La mía no, siempre estaba regañándome para que lo dejase.- La mujer agachó la cabeza mientras exhalaba el veneno mortal que producía el humo del cigarrillo.- Supongo que ahora le daría igual.
-¿Está...?
-Muerta, sí.

      Entre los dos se hizo un silencio incómodo. La muerte era más que familiar en esos días, pero a él siempre le dejaba un sabor amargo, sobre todo en esos casos tan cercanos como distantes.

-Lo siento.-El hombre dejó el rifle al lado y preguntó.-¿Puedo coger aún uno?
-Claro.-La chica extendió la caja y éste sacó uno de dentro y se lo encendió con el mechero que ella le ofreció.-¿No decías que no fumabas?
-No, pero los recuerdos, supongo.-Tosió con la primera calada, pero continuó exhalando aquel humo que tanto detestaba.- No sé cómo estará ella. Íbamos a casarnos antes de que toda esta locura empezara. Ambos estábamos en el mismo campo de refugiados, pero cuando solicitaron voluntarios para luchar no dejé que ella viniese conmigo.
-¿Por qué?
-Porque tenía miedo. Creía que yo volvería, que la guerra terminaría enseguida y que podría estar con ella de nuevo. Pero las cosas no salieron como esperaba.
-No esperábamos nadie ésto, ni siquiera yo creía que empezaría una guerra.-Tiró su cigarro consumido y volvió a coger el fusil.- Nosotras estábamos casadas desde hacía tiempo. Cuando el nuevo gobierno tomó el poder sabía que las cosas nos irían mal, pero no podía imaginar que al final todo nos llevase a una guerra.
-Era la única solución posible. Ni las protestas ni manifiestos conseguían hacer retroceder las medidas que estaban tomando. Nos tomaban por imbéciles.-Tiró la colilla que había conseguido fumarse entera.
-Y lo fuimos. Del mismo modo que ahora.

         Un joven llegó agachado hasta su posición y sacó de su mochila dos latas de conservas y se las ofreció mientras les recomendaba que comiesen, pues dentro de una hora saldrían de las trincheras.

-¿No queda más comida, verdad?
-Me temo que no.-Respondió el muchacho con una mueca amarga.
-Gracias.

      El chico prosiguió su camino ofreciendo la comida que quedaba a todos los supervivientes e informando de la última orden. Ambos se miraron y abrieron el recipiente.

-La verdad es que no tengo hambre.
-Yo tampoco, pero es nuestra última comida, tal vez.- Los dos sacaron un tenedor que había dentro y empezaron a comer con paciencia, saboreando aquella mezcla deshidratada de guisantes, lentejas y una sopa espesa como si se tratara de un manjar.
-¿Tal vez? Eres un hombre un tanto optimista.
-La esperanza es lo último que se pierde.
-Cierto.-La mujer siguió comiendo mientras miraba a su compañero que masticaba despacio.-¿Crees que valdrá de algo que nosotros muramos?
-Prefiero pensar que sí. Al menos el mundo ha quedado conmocionado de que en un país supuestamente desarrollado haya ocurrido algo así.

        Seguían escuchándose las balas a pesar de que desde su trinchera nadie salía. El enemigo esperaba que los integrantes de aquel refugio no tuviesen valor para morir y se rindiesen. Pero todos y cada uno de ellos estaban decididos. Instintivamente el hombre pasó su brazo por los hombros de la mujer y ésta se acurrucó abrazándole. Ninguno de los dos lloraba, ni nadie que estuviese a su alrededor. Ambos estaban en silencio, masticando sus motivos y haciéndolos firmes para que no les fallasen las fuerzas.

-Espero que ella esté bien.
-Lo estará, no te preocupes.-El hombre dejó salir una lágrima, mientras apartaba a la mujer de su lado.- No flaquees ahora.
-No lo haré, simplemente creo que no me esperaba este final.

         El mismo muchacho que iba repartiendo la comida y la orden anterior pasó de nuevo y les advirtió de que fuesen preparándose. La mujer se colocó el casco y cargó su arma mientras el hombre se colgaba la mochila en la espalda.

-Créeme, no te va a hacer falta.- Le dijo mientras le extendía las balas que le habían sobrado.
-Tienes razón. Pero prefiero llevarla y creer que vuelvo a casa.- El hombre cogió el fusil y lo recargó del mismo modo que la chica. La abrazó por la espalda y le susurró.-Gracias.
-No hay de qué.-La mujer se giró y le mostró una sonrisa.-¿Listo?
-Seguro.

          Se escuchó un grito como señal y todos los integrantes de aquella trinchera salieron por el mismo lado. El hombre llegó a contemplar los labios sonrientes de su novia una última vez antes de que su mente fuese abrumada por el sonido de los disparos y de las balas que le impactaban en el pecho.

Y espero que jamás tengamos que llegar a ésto.