lunes, 29 de septiembre de 2014

Transparencia.

Ese maldito olor...

         Se quitó la ropa como de costumbre, sin prisa, sin detenerse ni regocijarse en su belleza. Sencillamente la dejó donde siempre, en el sitio de siempre, donde le correspondía. Pero, al volver sobre aquel lugar, le asaltó. Potente, fuerte, penetrante, tanto que llegaba hasta el rincón más hondo de su olfato. Se revolvió un segundo y miró alrededor antes de cerrar la puerta de su habitación despacio.
        Acto seguido cogió cada prenda de ropa que había depositado instantes antes encima de la silla y las examinó una por una, buscando el epicentro de aquella maravillosa sensación que se iba expandiendo poco a poco por su cuerpo. Al final, se detuvo en una camisa, negra, de botones, transparente; que desprendía aquel particular aroma.
         Dejó el resto de cosas en su sitio mientras cogía suavemente la prenda, con miedo casi a que se desprendiese de la misma. Se la llevó al rostro e inspiró profundamente, volviendo a sentir al instante de nuevo la fuerza que se estaba abriendo paso a través de sus poros hasta dejarla casi extasiada. Se la llevó a la cama, junto a su almohada, y se recostó con ella encima de su cabeza, dejándose ir, totalmente, a la sensación que esta le producía.
         Al cerrar los ojos todo parecía cambiar: su mente parecía estar llevándola desde un camino angosto hasta una planicie digna del mismo Limbo. Una suerte de paraíso calmado y a la vez plagado de pecados considerados insignificantes. Ella no parecía darse cuenta de nada, tan solo de aquel leve baile que sus pulmones mandaban para sus sentidos; lejos y a la vez cerca de la realidad que se aglomeraba por todos los recovecos de su habitación.
         Volvió en sí y dejó a un lado la camisa, esperando recuperarse de aquello. Pero, sin sorpresa, comprobó que no podía rechazarlo por mucho tiempo y que, sin lugar a dudas, lo mejor era intentar dormirse con aquello entre su cara y el mundo.
          ¿Pero, cómo hacerlo, si aquella sensación la transportaba a un mundo que ni ella misma soñaba con alcanzar? ¿Cómo dormirse sabiendo lo que se deja en el plano consciente? Definitivamente parecía una locura y la situación un sueño cercano a un delirio.
          Se levantó de golpe dejando caer al suelo la camisa para comprobar si la puerta seguía cerrada. Tenía miedo - curioso- de que la vieran perdida en algo tan ínfimo como la mezcla de olores de su ropa. Buscó la prenda por el suelo y se la llevó de nuevo a su nariz. "Es ella, y a la vez no lo es,...". No sabía definirlo, pero tampoco le hacía falta; sencillamente lamentaba no poder atraparlo, guardarlo para sí indefinidamente.
          La dejó a un lado y trató de calmarse pensando en cómo diablos aquello podía llegar a sugestionarla tanto. Cómo una leve sensación podía inducirle a un estado casi de éxtasis, casi de duermevela placentera. No hallaba respuestas para nada de eso y, enrabiada, apagó las luces y se giró hacia el lado contrario de la prenda para tratar de dormir


               Aunque lo peor no era eso, ni de lejos. Lo peor era que ese olor no pertenecía a ella. Lo peor era que nunca había estado sobre ella. Lo peor, era que ese maldito olor jamás sería de ella.

martes, 23 de septiembre de 2014

Día nuevo.

[Poned Baby you did a bad bad thing de fondo]

            "...Es egoísta, altiva, prepotente. Lo sabe todo, y todo lo sabe ella. Se hace lo que manda y nada más que lo que ella ordene..."

               Sus piernas avanzan firmes y decididas por ese pasillo poco recorrido. Sus brazos cruzados sosteniendo la libreta, las gafas en su sitio, la espalda recta y la sonrisa segura. Sin miedo, camina por la sobriedad del lugar repleto de gente desconocida, esquivando e ignorando a la vez cualquier cara que le devuelva aquella curvatura de su boca.
              Todo se va quedando vacío y ella se acerca de manera inevitable a aquella nueva celda de interpretación. La bolsa le cuelga del hombro mientras le da golpes en el muslo al ritmo de sus pisadas. Ni su boca ha cambiado, ni su expresión, ni la posición de sus manos, tan solo ha ladeado un poco la cabeza para observar mejor su destino y sus nuevos alumnos.
            "...Tiene la seguridad aférrima de quien se cree que puede con todo, que obtendrá lo que quiera cuando quiera y como quiera..."
              Entran todos a clase cuando la ven llegar y ella, antes de dar el último paso, se detiene a respirar hondo.
           "Lo que ella mande y quiera."
             Deja las cosas encima de su mesa y mira durante unos instantes a los integrantes de aquel grupo. Caras irreconocibles.

-Buenos días a todos, soy...
            "Pero se acordó de demasiadas cosas en ese momento."
-...Vuestra nueva profesora de...
            "De tantas que no quería acordarse, y que a la vez le encantaban."
-Tenéis aquí el programa de la asignatura, tomad.
            "De aquellos rostros, de aquellas caras, de esa cara,..."
-Y... Recordad, los libros son obligatorios y los de la edición, que ya me ha pasado en otras ocasiones que...
             "Y sus poemas, sus palabras, sus exámenes,... un instante resumido en ella."
 -No olvidéis tampoco que los trabajos me los debéis entregar sin falta el día o antes, más tarde no los...
             "No podía evitarlo, seguía pensando en la posibilidad imposible de algo que la asqueaba y atraía a partes iguales."
-Los horarios de la asignatura son...
            "Ojalá estuviese aquí."
-Ojalá esté... estéis dispuestos a colaborar, y así nos llevaremos bien.
             "Ojalá no aparezca, ojalá quebrase esa ley silenciosa, ojalá,..."
-Es conveniente que aparezcáis por aquí y no hagáis pellas, que nos conocemos...
             "¿Y si ella estuviese justo detrás de la puerta, qué?"
-¿Qué, alguna pregunta?
             "Tan cerca, tan lejos,... tan real y tan imposible."
-Lo que me dices es de lejos imposible, aunque inténtalo.
             "Tan repulsivo y deseado..."
-Hasta el próximo día.
             "Y está allí."

         Observa a la gente salir de clase mientras se queda callada e inmóvil unos instantes. Se levanta inconscientemente y borra la pizarra que no ha manchado; respira hondo y se asoma por la puerta.
         "Y ella está allí."

-¿Qué haces aquí?

PD: Hay sueños que nos joden la noche. A mí me encanta joder las (tus) noches.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Mal restaurado (1).

NO saben restaurar...


Sin motivos
estoy
allí.

De nuevo, tú 
sencillamente
no estás.

¿Y a quién busco
entre tanta gente?
A nadie, a nadie
si me preguntas a nadie.

Y no te veo
 y te juro que no buscaba a nadie,
pero es inevitable
te he buscado por todas partes.

No reacciono, no estoy
en mis cabales.

PD:  Te quemarás por dentro y lo que quisiste y rechazaste te será negado, para que ardas a solas y sin nadie, y será en ese instante cuando te des cuenta de lo que perdiste.