lunes, 16 de mayo de 2016

Epílogo

Como ya he dicho, es la última posibilidad de que me escuches:


     ¿Podemos hablar? O, bueno, no sé. No creo que podamos hacerlo. Cada cual tiene su historia y vernos sería... eso, desmontarnos mientras nos arrojamos la arena. Quisiera que, en fin, las cosas, todo en general, fuese distinto. Supongo que tú también, o no. Quién sabe. Es difícil aclararnos nosotras mismas como para tener que explicarnos entre nosotras, verdad? En eso, creo, que coincidimos.
     Hay puntos en los que, bueno, ni tú ni yo tenemos contacto absoluto: nuestra vida, nuestro mundo, nuestro universo. Solo nos encontramos en uno pequeñito y que prácticamente no modifica nuestra existencia: la negación de que tenemos algo en común. Créeme que aún me hace gracia cuando la gente dice que, en fin, se nos veía bien y que parecíamos "muy unidas". ¿Te lo puedes creer? Una alumna y una profesora unidas: no he escuchado mayor sandez en mi vida.
     Será que nos hacemos mayores, o que maduramos. Yo pienso (solo a veces), o me gustaría pensar, que la vida nos lleva por caminos paralelos que se cruzaron en un momentito y que luego yo, personalmente, trataba de reconstruir el mío para que tropezase con el tuyo. ¿Tiene gracia, no? Una chica, con todo por delante y queriendo ponerse delante a alguien que... en fin, era alguien más. O eso al final parece.
    Creo que... hace tiempo que nos debemos una disculpa. Hablo en serio, yo no tenía el porqué de decirte nada ni tú tenías que llevarme a la siguiente parada; agradezco tu amabilidad, pero no, no debías hacerlo. Lo que viene después, podemos decir que ambas somos culpables y nos ahorramos la disculpa. O, bueno, yo te la di, creo recordar. Aunque no recuerdo bien ya muchas cosas y empiezo a confundirlas más de lo que estaban.
    Sabes, hoy he puesto punto y final a ese gran poemario que es mi blog. Digo gran porque hay un cojón de cosas escritas, casi me da vértigo cada vez que lo veo. Me da cosa, sabes, como una especie de refunfuñar infantil que sale del centro de mi pecho. Sé que es ansiedad e incertidumbre por lo que pueda venir: aquel sitio es, en cierta forma, parte de mí y no sé si cerrarlo y acabarlo así o si continuar escribiendo allí a partir de un punto final. Me parece una incongruencia, pero volver a hacerse seguidores y público más o menos fiel es difícil. Ya veré.
    Esto, no sé si es un adiós o una despedida definitiva (otra de tantas). Tal vez es algo que necesitaba (otra de tantas). Yo, a pesar de que no dejo de decir que quiero matarte; pues... quiero que estés bien; es lo único que me ha importado, antes y ahora; a pesar de que haya parecido lo contrario. Veo en qué me he equivocado y esas cosas y, ¿Sabes qué? creo que tienes razón. En todo caso, poco importa ya, tú leerás esto 10 veces y no dirás nada. Yo me quedaré con la angustia de saber que no vas a decir nada (me lo merezco, supongo). 
   Lo dicho, espero que te vaya bien. Quédate con lo que quieras de arriba y construye más fuerte tu montón de arena. Yo hago lo mismo ahora. Espero que te trate bien la vida y pido, por favor, que no volvamos a cruzarnos: mi montón de arena volvería a desmoronarse. Gracias y perdona, si te sirve de consuelo.

domingo, 15 de mayo de 2016

Cuidaos


Hoy es el día:
punto y final
absurdeces.

Hoy es el día
en el que el libro
termina.
En el que
el epílogo
concluye sin
ruido.

Hoy es el día
en el que me veo
sin poder verme
como me veía
antes.

Hoy es el día
en el que cada verso
sigue recordándome
aquella maldita
(bendita)
sonrisa.

Hoy es el día
en el que lo que escribo
solo sabe
repetir
lo que repito
siempre.

Hoy es el día
en el que sigo
queriéndote a ratos
y odiándote en otros.
*******,
hoy es el día
en el que me atrevo, 
me atrevo, me atrevo
(y no lo vuelvo a hacer)
a
pronunciarte
(temblando, como siempre).

Me abro de carnes
exhalando
cada mota de
aliento:
la escarcha
del acoso y derribo.

'Quién lo probó'
sigue sin saberlo;
y no volverán
ni oscuras golondrinas
ni pitufos
(el tedio, la esperanza
se convierte en "cendra")

Ritualizando
hasta el extremo
el último compás de
absurdo:
hasta el fondo,
sin miramientos;
hoy es el día
en el que
sin alas
lo intento
(al camino, otra vez).

Ícaro;
desde las cenizas de
mi vuelo
hasta el origen del
colapso del mundo:
Un muro infranqueable
que hoy, siendo el día,
pongo entre las dos.

Este lugar es la última posibilidad 
que me queda
de que me escuches:
Hasta que el sol salga por poniente 
y se ponga por oriente,
no quiero volver a verte, no lo soportaría.
Cuidaos.

   A todos los que me leen de seguido y a los que no también: hoy se acaba una etapa, un libro, una ficción con tintes de realismo suicida. Y esperemos que lo que venga solo sea algo nuevo que merezca tanto la pena como lo ha merecido esta historia, aunque ahora me cueste verlo. El blog queda en preventivo "stand by" hasta que consiga aclararme y saber cómo continuar este camino.

 Un año menos que dolerse.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Cuenta atrás

El reloj
marcha.
La cruzada
se deshace
lentamente.

El tiempo
se
agota
en
una leve
cuenta
atrás:
veinticuatro
veintiuno
diecinueve
diez
cuatro
treinta
cuatro.

No te pierdas el final

martes, 10 de mayo de 2016

Credo

Te juro
que no
entiendo.

Te juro
que me he pasado
días
tratando de
flagelarme
lo suficiente
para entender
Qué
te
he
hecho.

Te juro
que he intentado
revisar
cada
acto
cada
palabra.

Pero no encuentro
ni la 
combinación
ni el amparo
a una tesis
verdadera.

"No hay nada"
será cuestión de creérselo.

¿Quieres que te sea sincera?
"No"
Me da igual: 
me has decepcionado.

PD: Y crees que no tenemos que hablar.

lunes, 9 de mayo de 2016

Juicios

Yo, hablo
y tú
no escuchas.

Yo, escribo
y tú
no lees.

Yo, digo
y tú
no recuerdas.

Yo, pienso
y tú
ni te interesa.

Esa es la dinámica
desde que empezamos
a
no escuchar-
nos.

Esa es tu
(vuestra)
rutina.
Esa es la ley
que me impusiste
y que
me obligáis
a cumplir.

Esas son vuestras reglas
"si no quieres, no entres":
nunca fue
tan fácil
detestar a alguien.

Vuestro punto de vista
vuestra interpretación
vuestro juicio y veredicto:
no hay más preguntas.


sábado, 7 de mayo de 2016

Las niñas

"En este juego
se gana
o se muere
y yo
he nacido 
para ganar".

Sin espadas
pero con
las
garras listas
para el último
baile.

Basando el
devenir del 
infortunio
y ampliándolo
hasta límites
insospechados.

Los años
no pasan en balde
ni para ti
ni para mí.
El tiempo
hace su mella
y resquebraja
hasta la más
firme voluntad.

Se acercan
días
aciagos:
la sed
se hace incipiente.

Pero
solo se
permite
una posibilidad:
ganar o morir

El juego está a punto de terminar.

Silencios, correos,
emisarios en forma de
"estoy ocupada" o
"con trabajo, mucho".
Créeme, es mejor
de lo que cabía esperar.

domingo, 1 de mayo de 2016

Valiente

Poned play a Valiente - Vetusta Morla (abajo el vídeo):

         En el suelo, aquella dualidad sigue recostada en la piedra. El sonido de sus latidos disimula el ruido de sus pensamientos, aunque aún son audibles:

-Tras de mí una escena y diez mil frases que repetir...

         A un lado, Ella, se mueve y se acaricia el torso. Aspira profundamente:

-Yo no voy a contar lo mejor, a ocultar lo peor...

        Con los ojos abiertos y la boca entrecortada, susurra cosas que, al final no acaba de comprender. La cabeza a un lado y el cuerpo al otro, repasando sus curvas y aprendiéndose de memoria el compás de una vieja cantinela "Al revés, al revés". El leve murmullo se hace patente en las dos:

-Ser valiente no es solo cuestión de suerte.

          Hasta que acabe, hasta el final de sus días. Sin embargo, no hay tregua: se levantan, el corazón estalla en una arritmia pesarosa que acaba por deformar su cielo. Un pie, y otro hasta situarse de nuevo erguidas. Y la carrera se vuelve a inaugurar. Ella la sigue hasta que se encuentra con una pierna que la hace caer echando a correr automáticamente.  Se levanta inmediatamente y sigue corriendo. 

       La Otra, escondida en la siguiente esquina, al pasar, la persigue. Se mete en callejones para tratar de alcanzarla hasta que se topa con su rostro, inhumanamente expresivo. Los tobillos dan media vuelta y empieza, de nuevo, la carrera al revés. Ella la sigue incansable sin poder atraparla aun con un impulso harto envidiable. Acaba escondiéndose tras la primera puerta que encuentra dejándola pasar, observando como se ha detenido en el centro de esa calle y se apoya en sus rodillas. De pronto la oye gritar:

       -¡A veces no soy yo, busco un disfraz mejor.... Disculpa mi osadía!.

       La Otra, para sí misma:

      -Piensa que ya no estoy, que el eco no es mi voz...

      La vulnerabilidad la atrapa y siente su posición más débil que nunca. Necesita arrancar de nuevo a correr y sale por la misma puerta ante los ojos de Ella. El destello de la calle se sitúa justo en sus ojos y la vuelve hacia atrás viendo aquella sombra caminar en dirección contraria. Se detiene y reanuda la marcha en sentido contrario: 

      -¡No es solo cuestión de verte!

      De repente desaparece de su campo de visión, pero no deja de correr. Izquierda, derecha, zigzaguea buscando algo que quiere, por encima de todo, apartar de su vida.  Nadie, absolutamente nadie de los que están a su alrededor consigue detenerla a pesar de situarse delante de sus zancadas. El final del callejón es lo único que consigue detenerla, pero vuelve a escuchar la maldita voz:

      -Mejor aplaude y vámonos.
        
      De nuevo, la histeria la atrapa y necesita huir de allí. Mira a todos los lados sin conseguir encontrar la salida, tan solo ve paredes que parecen aproximarse lentamente y una figura que, a lo lejos, se acerca atropelladamente. Corre hacia Ella y, al pasarla de lado, se le engancha en la pierna. No se detiene: sigue corriendo hasta que en un acto de pura rabia da una patada que consigue soltarla. Un único coche pasa justo en el momento en el que iba a cruzar la calle y siente como se abalanzan sobre Ella:

     -Deme la voz... deme la voz....

       La Otra trata de resistirse en vano, ella le desgarra la camisa, mientras mantiene sus manos  firmes en el suelo; se deshace de sus pantalones y de toda su ropa interior y en ese momento la suelta con lágrimas en los ojos:

     -Te perdí en esta función.