El cielo cae encima nuestro,
los ojos se vuelven blancos y tiemblo
al ver mis pupilas en un espejo
hundidas, húmedas por el recuerdo.
los ojos se vuelven blancos y tiemblo
al ver mis pupilas en un espejo
hundidas, húmedas por el recuerdo.
Las horas pasan sin otro pensamiento
que el más puro y sincero anhelo,
entre la duda de un mísero credo
que por cumplir, me condena al infierno.
que el más puro y sincero anhelo,
entre la duda de un mísero credo
que por cumplir, me condena al infierno.
Las canciones perturban lo que pienso
desatan mis pesadillas de nuevo
encadenándolas a noches de ensueño.
desatan mis pesadillas de nuevo
encadenándolas a noches de ensueño.
Dos, tres, cuatro de la madrugada
¿Quién va a poder dormir así?
¿Quién descansará y conciliará el sueño...?
Dijo las últimas palabras antes de la despedida,
miró su pelo, sonrió para sí misma,
escondió las últimas lágrimas que la acompañarían
hasta el fin de sus malditos días.
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