sábado, 15 de octubre de 2011

Cuando aquello de amor, no tenía nada...

Y por ella me convertí en esto
en alguien que no decía que no a nada


Puede que fuera por el alcohol
o por la mil imágenes que soñé,
no sé donde terminé
pero no recuerdo la mitad de lo que sucedió.

Y una suave caricia
me despertó en una mañana extraña,
en una cama que no reconocía
y en unos ojos que no amaba.

Ella seguía andando como si nada
yo caminaba casi congelada,
la indiferencia en su maldita cara
y alguien extraño entre sus brazos me atrapaba.

Traté de reconstruir los hechos
casi en vano y de forma tonta,
descubrí una leve sonrisa en su desconocida boca
satisfecha de verme al fin a sus pies acabada.


Y su cuerpo se convirtió en mi entrada
a un laberinto de gestos ambiguos
a un nuevo concepto de distancia.

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