sábado, 29 de octubre de 2011

¿En fin... qué más da?

A quilómetros de distancia
entre la tierra y el cielo
un lugar altamente secreto
aguarda entre nubes de credo.

Se abren sus puertas
sin dejar entrar a nadie,
una muralla de cristales
hecha de los trozos que había antes.

Descienden sus aromas
pero solo son ilusiones,
el ciclo no hay quien lo rompa
pues no hay ser capaz de romper sus prisiones.

Las grietas se recomponen,
el aire se vicia,
su mundo se corrompe
y se queda vacío de cualquier vida.

1 comentario:

  1. Un mundo que aguarda ser habitado sin dejar que nadie lo habite, todos tenemos nuestro propio mundo inalcanzable en el que nos queremos esconder, pero no nos dejan.

    Somos prisioneros de un mundo al que no pertenecemos.

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