domingo, 20 de mayo de 2012

The cliff

    Caminar por las avenidas de nuestra mente y susurrar en voz baja las cosas que no puedes gritar con gusto. ¿Para qué sirve en este maldito mundo tener un poco de razón? Para nada, ciertamente para nada. Pues sino dejas a un lado a esa inconcluente, imbécil y lógica forma de actuar acabas hecho polvo. ¿Solución? No te enfrentes, no discutas, calla y nunca, jamás, dejes ver tu punto de vista, así no te podrán decir que es equivocado.
   La manera de ver las cosas, las silenciosas cavidades que forman nuestras creencias y la verdad que es tan solo relativa y favorable a quien hable. Y normalmente, favorable a quien gane o sea superior.

Inexplicable, siempre es inexplicable
encontrarse tras el mismo precipicio
con los mismos motivos y perjuicios
que llevan las opciones acatables.

Se juega con las teorías
y se dilatan las causas
ensanchándose, sin pausas,
y dibujando lo que debes ver en tu vida.

Se forman grietas
y el cielo se escarcha
mientras todo cambia.

Las paredes dan las gracias
se reservan sus entradas
para el final que poco a poco se acerca.

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