viernes, 2 de noviembre de 2012

Ícaro (parte 2)

    Aterrizó tropezándose con una piedra y dándose de bruces contra el suelo. Observó los pies de la otra y luego sus ojos oscuros clavados en ella. Se levantó como pudo quitándose el polvo de su ropa.

-¿Otra vez por aquí?
-Se me acaba el viento.- Replegó sus alas y la miró aún aturdida por el golpe.
-Y vienes a verme.
-Claro, ya te lo dije.
-¿Nunca vas a aprender?
-¿Por qué llevas esa camisa?
-¡Oh dios mío! No se puede hablar contigo.
-Ni contigo. Sigues queriendo que aprenda a respetar unas normas que realmente no me importan.
-Pueden no importarte, pero están para respetarse y no eres quién para enfrentarte a ellas.

    Se paseó alrededor de ella sonriendo. Estaba recordando su efímero vuelo, en el que la imagen de su melena se asomaba a cada segundo en su mente.

-Sigo sin entender por qué no has elegido otro color para tu camisa.
-Me da igual que no lo entiendas. No eres nadie para dar tu opinión y no te la he pedido.
-Claro, para ti no. En cambio yo considero tu forma de ver semejante a la de una diosa.
-Nadie te obliga a hacerlo.
-No claro. Tan solo tu presencia.
-Eres tú quien me busca, no yo.
-Lo sé. ¿Estarías dispuesta a qué "yo" dejara de buscarte?- Preguntó con cierto sarcasmo.
-Me da exactamente igual lo que hagas.
-Muy bien.

        Se situó frente a ella y la besó. Sorprendida, la otra intentó zafarse. Cuando consiguió apartarla le dio una bofetada y le gritó:


-¡¿Se puede saber qué te pasa!?
-Has dicho que te daba igual lo que hiciera.- Dijo riendo y tocándose la mejila.
-¡Sí pero!.
-¿Pero qué?- La cortó tajante.- Mi vida, cuando me vaya, cuando me canse, porque me voy a cansar, serás la primera en recordarme. Y lo peor de todo es que por tu estúpida concepción de lo que está bien o mal junto con tu orgullo no vendrás a buscarme. -Volvió a desplegar sus alas y la rodeó con ellas.- Lo peor, es que yo también te extrañaré, más que tú a mí supongo, pero no volveré. Tienes las puertas abiertas ahora, mi vida, mi dulce y amada Greta.
-Solo sabes decir estupideces.
-Por supuesto. Y si sigues así, no tardarán en cerrarse.

    Se separó de ella extendiendo sus alas y dándose la vuelta.

-Ya sabes, volveré, como lo he hecho ahora. Te daré más tiempo. Pero mis dias aquí están contados, lo sabes. Tenlo presente, una vez me marche definitivamente no volveré.

         Sin dejar que la otra respondiese dio un salto y volvió a levantar el vuelo.

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