miércoles, 30 de enero de 2013

What's going on?

         El mundo gira demasiado rápido y me marea cada vez que trato de centrarme. Mis gafas se ensucian cada dos por tres sin tener idea de cómo. Las palabras que pretendo decir se convierten en vocablos enrevesados y carentes de sentido al llegar a mis labios y, o callo sin pronunciar nada o digo lo que quiero de manera incomprensible.
     Una nube parece aposentarse sobre mi mente, nublando mi mirada y dejándome prácticamente sin ideas. Es extraño. Los pensamiento parecen cerrarse en banda y haberse puesto en huelga después de demasiado tiempo exprimiéndolos, como si realmente tuviesen vida propia y tuviesen el derecho a decidir cuándo y de qué manera aparecerse sin reparos.
     A veces creo que mi cordura es un simple hilo que se sujeta por pura desilusión. Las finísimas cuerdas que aún la sujetan me fascinan por su tensión. Muchas veces creo escuchar un chasquido sordo que me hiela la sangre, pero al volver la mirada a ellas compruebo, para mi asombro, que aún siguen sujetando mi mente a este mundo. Tiendo a creer que no les queda mucho tiempo aunque siempre sigan ahí. La desesperación se funde con una agonía intranquila que me obliga a estar alerta a pesar de comprender que no hay más peligro que mis propios pensamientos, ahora dormidos. Tan solo, con un poco más de suerte, tal vez los corte yo misma.


Renunciar sin más preguntas
a la estabilidad de las dudas
que deshacen cualquier alma.

Se pervierte, última y dura,
dejando que este mundo de fantasmas
simplemente le atormentara.

Acercó su cuello a la hendidura
y accionó una guillotina
que, aún sin cortar su vida, 
consiguió romper con su cordura.

No tuvo más "dejes" que el desprecio
que le corrompió desde lo más hondo
mostrando en sus torturados y míseros ojos
el deseo infernal de ponerle fin a cualquier precio.

Y volvemos a las andadas.
¡Cómo se nota!
        

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