sábado, 30 de marzo de 2013

El valor para marcharse...

...el miedo a llegar.


Nadie sabe cómo empieza
ni siquiera cómo acabará
cómo dejar de pensar y juzgar
y disfrutar simplemente de la pieza.

Todos nos detenemos delante de la posibilidad
pero pocos son valientes de actuar con la firmeza
que exigen las circunstancias y con la fuerza
que nos destruye por no saber qué es en realidad.

El delirio siempre empieza tras el cristal
y las ganas se reflejan en un espejo roto
que nunca muestra lo que queremos de verdad.

Los pensamientos pierden su significado
todo parece dejarse a un simple lado
hasta que, al final, ya no podemos soportarlo más.


Dijeron que dormía cobijada del mar
que huía de espejismos que mostraba este vendaval
pero sigo sin creerlo, no puedo creerlo
¡Esto no ha hecho más que empezar!

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