viernes, 5 de julio de 2013

Lo correcto

         No es muy complicado que, en la noche, todo aflore. Una simple palabra puede ser la chispa que encienda todo un pensamiento. Aguantas la compostura, ríes, asientes, te comportas como es debido. La vida, sencillamente es así: aparentar una y otra vez que estás "bien", que eres inquebrantable, que no hay nada que pueda tumbarte. Nos repetimos una y otra vez a nosotros mismos que a nadie le importa lo que realmente sintamos. Sin embargo, siempre queda ese atisbo que grita para que, de manera desapercibida, sientas la imperiosa necesidad de contarlo, muy a tu pesar, pues sabes demasiado bien qué desenlace es el único posible. Es en ese preciso instante en el que te preguntas si, realmente, es lo correcto. Pero, demonios, ¿Qué cojones es lo correcto? Sencillamente una mera concepción individual de cada uno. Del mismo modo que la moral u otras pamplinas que el mundo se inventa para justificar sus acciones "buenas".
         Luego, en el momento en que todo estalla, porque desoyes cualquier consejo, te quedas en blanco durante horas, reaccionas como un autómata e intentas, por encima de todo, que no se note tu verdadero estado. El tiempo que has estado a su sombra, esos años en los que tu cabeza ha sido fiel sierva de sus posibilidades, se conjugan en tu mente sin mostrar piedad alguna. Y sí, son "años", no un "otra vez". Nunca lo fue de hecho, pues nunca terminó ni volvió a empezar.
         Lo peor viene cuando lo único que eres capaz de pronunciar es algo tan absolutamente obvio que se vuelve más ridículo de lo que parecía. ¡Qué desfachatez! ¡Qué atrevimiento! Y a pesar de ese "descaro" no eres ni capaz de pronunciar una maldita frase que se te ha pasado por tu mente miles de veces. Nada de lo que realmente sientes. Cobarde. De nuevo, ríes, asientes y tratas de hacerte ver "inquebrantable".
       Absurda, mi vida, eres absurda. A pesar de todo, la función ha terminado y el "teatro" ha cerrado todas sus puertas; hasta las de emergencia. No obstante, ese recuerdo quedará parte de lo que te forma, una pieza que por mucho que lo intentes va a quedar enmarcado para el resto de tus días. Pues, al final de todo, ríes de manera sincera al fin y piensas "No habrá nadie igual, nadie que me haga sudar, temblar, respirar y hablar con esa dificultad. Nadie que pueda provocarme tales estados alterados. Nadie que fuese capaz de amansarme con una mirada."
         No, sencillamente, no voy a poder querer a nadie de la forma que lo he hecho hasta hoy. De la forma que te he querido a ti.

"Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo."
-P.Neruda



PD: Dudo muchísimo que, quien realmente quiero que lea esto lo haga. Pero, a todos los otros (pocos o nadie), se agradece vuestra compañía y/o lectura. Pero os informo: el blog va a quedar en "stand by" hasta nuevo aviso (no significa que cese de escribir, pero publicaré más bien poco). Quiero dedicarle algo de tiempo a la "limpieza", pues los "cadáveres" en descomposición "apestan" y es mejor deshacerse de ellos cuanto antes.

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