lunes, 26 de agosto de 2013

El eterno retorno

      Hace días que no duermo bien. La ansiedad se ha adueñado completamente de mí en un proceso lento y aparentemente pacífico. No debería de extrañarme, y en verdad no lo hace, pero el sabor amargo que tengo siempre entre mis labios me recuerda las cargas, crímenes y demás absurdeces que mi enferma mente ha conseguido llevar a cabo. Parece como si cada palabra que recordara se convirtiese en una bala que acierta de lleno sobre mi tórax.
          El círculo sigue y el inicio de todo llega con paso frío y despreocupado, otra vez. El "eterno retorno" tiende a volver a manifestarse, salvo por una pequeña pero a la vez gran diferencia: No hay retorno. No vuelve ese insignificante placebo que conseguía hacerme olvidar todo aquello que aún me atormenta día tras día.

 PD: Ojalá pudiese cumplir aquello que me he prometido mil veces; así, bastante gente podría olvidarse definitivamente de mí y hacer su vida sin pensar en la maldita niña idiota a la que le "gusta" ponerse en riesgo a sí misma y a los demás.   

2 comentarios:

  1. La vida es una espiral, por eso se vuelve a lo mismo, pero sin ser uno el mismo.

    Un saludo.

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