martes, 6 de agosto de 2013

Vora les estrelles

Camins, vora les estrelles...          


         Su cazadora estaba cubierta de una fina capa de polvo, a pesar de estar guardada en su armario. Sonrió y se la colocó en los hombros como en los viejos tiempos. Miró el reloj "Aún es pronto".
           Cerró la puerta de la calle despacio para no despertar a nadie y dejó que sus pasos se hicieran dueños de su paseo. Soplaba un leve viento que le acariciaba suavemente el cabello y la nuca, algo que le hacía sentir extrañamente bien. El repiqueteo de sus zapatos en el suelo era lo único que escuchaba fuera de su mente acompañando la marabunta de recuerdos que le sobrevenían como una banda sonora adecuada. Estaba sorprendida, evitaba siempre volver a atrás para no hacerse daño pero, curioso, ese día todas esas "viejas heridas" lo único que provocaban en ella era una extraña sensación de alegría y tranquilidad. Miró de nuevo su muñeca "Sigue habiendo tiempo".
            Se sentó, después de llegar a un lugar apartado, en el suelo terroso y cogió un poco de arena entre sus manos que contemplaba sorprendida de sí misma. "No es sencillo saber hacia dónde hay que ir, ni qué nos depara lo que elijImos o hacemos. Es demasiado peculiar cada camino para intentar definirlo con unas cuantas palabras. Son únicos y, cada uno a su forma, bellos. Algunos se cruzan durante un breve período de tiempo, otros de manera fugaz, otros para siempre. Y qué decir de los millones que jamás encontraremos; es tan desesperante como esperanzador, tan dulce como agrio."
           Una pequeña piedra se coló entre sus dedos que dejaban caer entre ellos la tierra. "No puedo hacerlo." Echó una carcajada y contempló la esfera celeste con los ojos vidriosos. "No puedo seguir enfadada. Niña estúpida" Posó una mano sobre su frente sin dejar de sonreír, soltando un par de gotas por sus pómulos, hinchados por la curvatura de sus labios. "Lo siento, mi vida, perdóname. Gracias, de nuevo, por todo."
           Se puso de pie de un salto estirando sus brazos en un intento por desperezarse antes de emprender otra vez el camino a casa. Con las manos entrelazadas detrás de su cabeza miró al cielo una última vez y volvió a susurrar: "Gracias."

Camins, que ja són nous...

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