martes, 5 de agosto de 2014

Dama.

La dama, desciende.


Se intercalan
frases y versos
frag-mentos.

Se escribieron con miedo
grabados con fuego
de terrores del alma.

Y cada noche se desataban
de las cuerdas del decoro
de las fantasías de locos
dejándose ir por la madrugada.

Pero ya no, no volvieron
a echar cuentas ante el invierno
ante el frío del espejo
ante la sonrisa de su recuerdo.


No duró su estela, su rastro
se esfumó entre la marañas de su pelo al viento
y de risas quebradas por el propio sujeto.
 

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