lunes, 22 de agosto de 2016

Caricias

Lenta,
cada
caricia
susurra:
"no 
encuentro
el camino".

Buscando
la nada
y perdiendo
casi
la mirada
en un vacío de
reflejo
(ensartados
hasta las entrañas).

Hacia el espejo
que devuelve
con cada acometida
la involuntaria
cara
de aquello
que (nos) precede.

Reclamando
a cada
gemido,
de nuevo,
el castigo y suplicio
de una
formalidad
hecha éxtasis.

Vaciando el contenido,
desfigurándonos el rostro:
el clamor
se hace patente
ante la banalidad
del último impulso.

La piel se queda a tiras
y el resto
es otra historia.

Se busca
la mejor excusa
para volver
a la realidad:
acabará por matarme.

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