domingo, 4 de septiembre de 2011

Klopf Klopf Let me in...

keiner kann dir sagen, welche Tören die richtigen sind
mein verlornes Kind

Para siempre atrapada...

     Ahora o nunca, no había marcha atrás y el camino que se avecinaba era extremadamente largo y tortuoso, pero era el único viable. Sentada en su sofá bebía vodka seco en una copa de cristal que le regaló su padre el día que se graduó. Escuchó abrir y cerrarse la puerta, no podía creer que se hubiese atrevido a volver, después de todo ella seguía volviendo.
    Se sentó a su lado y le acarició el cabello suavemente, luego acercando sus labios a su oreja le susurró lo mismo de siempre

"Nunca podrás, te lo aseguro, nunca podrás librarte de mí"

    Dejó caer al suelo la copa que en un estallido se hizo añicos y notó la humedad de sus ojos descender. Estaba vacía y sin embargo seguía haciendo estragos en su corazón, vaciándole de todas las emociones y sentimientos que aun conservaba

"Te lo dije"

    La rabia se concentro en sus puños mientras la otra le acariciaba el pecho calmándola por momentos. Estaba de nuevo siendo su calmante natural, su pastilla antidepresiva para no pegarse un tiro por los últimos acontecimientos, y lo peor de todo era que no podía negar que le encantaba. Se giró por primera vez hacía sus ojos negros y fríos que mostraban una actitud compasiva y divertida. La abrazó y se echó a llorar furiosamente, después de tanto tiempo no recordaba a penas el calor de aquellos brazos y el olor que desprendía y se estrechó más fuerte sintiendo un alivio casi instantáneo.

"No vuelvas a escapar de mi red, perdida criatura"

Fue entonces cuando sintió una punzada de dolor en el pecho, una aguja en la boca del estómago y la respiración entrecortada soltando leves gemidos medio ahogados. Se apartó cogiéndose una de las costillas y la miró como sonreía sin piedad.

"¿Duele cariño? No te preocupes, será solo hasta que te vuelvas a acostumbrar"


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