sábado, 16 de junio de 2012

Intenta no respirar...

Morirán los abismos que se abrieron entre las dos pero sé que 
no conseguiré cruzar ese precipicio. 


El sonido, el último suspiro
las consecuencias derivadas
o el simple hecho de que respiro
es suficiente para mostrarme cansada.

Exhalo por mis sentidos
e inhalo todo cuanto ella es
en un repetitivo círculo
que no me permite respirar bien.

Sus tallos son hermosos
y sus carreteras infernales
haciendo que mis intentos por acercarme
caigan por debajo de sus ojos. 

La sonrisa al verla
siempre en mí reflejada
y mis ya repetidas palabras
solo muestran mi anhelo por tenerla.

4 comentarios:

  1. Por anhelo que no sea
    desear lo indeseable
    Si su espalda nos bloquea
    y su pulso no flaquea
    sufrirá, vos no lo quiera
    un cariño detestable.

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    1. Es cuestión, señor forastero,
      de que se busque un nombre
      para que sus rimas y versos
      tengan firma que le honre
      pues es curioso lo que dice
      y me atrevo a decirle,
      si usted me lo permite,
      es mejor que lo que una escribe.

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  2. Por poder, yo no pudiera
    estampar mi garabato
    y es un hecho ante cualquiera
    aun queriendo, no lo quiera
    mi arte menor desato
    regalando este relato
    a la única y verdadera
    con tales dotes de arquera
    que con flecha de oro hiera
    cometiendo asesinato.

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    1. No eran mis flechas, ni en mis ballestas,
      pues ya no quedan en el carcaj,
      y aún cuando las llevaba detrás
      no era oro lo que las hacía eternas.

      Más bien era sustancia impura
      extraña, creída, ufana
      lo que cubría aquellas puntas.

      Las Puntas que me envenenaban
      y tenían por presunta
      mi propia corrompida espada.

      Arte menor es lo que me decís
      y yo me río, pero no de usted
      pues sería hipócrita mi merced
      al no honrar la espada que vos blandís.

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