viernes, 3 de agosto de 2012

Forest

Y es que la última verdad
es que nunca volveremos.
Recomponer de nuevo la habitación
saltando entre frases, por las paredes,
presentándose a todas las mercedes
que se atreven a venir a la actuación.

El barniz se quedaba a ras de suelo
y la escayola ni se dio a conocer,
tan impío, tan difícil de esconder
que todo quedó en un antiguo miedo.

Sentada siempre en el mismo lugar
contemplando aquella vieja ilusión
de querer por segundos escapar.

Renovar la misma realidad
reconstruyendo la última visión
para no acabar de hacer pedazos mi pensar.


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