lunes, 11 de febrero de 2013

Para qué...

¿Para qué? ¡Maldita sea!

¿Por qué la rabia se atasca en la garganta?
¿Por qué no sale despedida sin miedo a las consecuencias?
¿Por qué no hay nada, salvo el tiempo, que pueda calmarla?

¿Qué era lo que se esperaba?
¿Y qué fue realmente lo que pasaba?
¿Quién dio cuerda sin marcha?

¿Por qué no hubo ninguna posibilidad desde siempre?
¿Por qué las cosas son tan literales?
¿Por qué el mundo pesa más en los laterales?
¿Quién dijo que era una esperanza en todas las vertientes?

¿Qué era el caos en su principio, y que será?
¿Por qué sigo preguntándome el por qué de todo?
¿Por qué no soy capaz de asumirlo de algún modo?
Todo por sus malditos ojos.



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