miércoles, 5 de marzo de 2014

Defeat

           Dicen que, cuando estás solo, las cosas se vuelven más borrosas que cuando estás rodeado de gente. O era al revés, ya no lo recuerdo. Hay muchas cosas que se difuminan en mi mente como los silbidos del viento en días de fuerte marea.
         Pero es aún más extraña ( aunque indiferente) la sensación que se posa en la boca del estómago cuando tratas de exhalar el aire, con el impedimento de un recuerdo incrustado justo entre los pechos. Decían que, en esos casos en concreto, merecía la pena ignorar aquella dificultad y permanecer de pie sin percatarse. No obstante, aquello nunca fue fácil y menos si escuchas, ya sea por masoquismo propio o por tu mente (tu yo inconsciente super chachi), la misma canción que, casualmente, acierta con cada palabra lo que has querido gritar desde hace años. 
       A pesar de todo esto, da igual. Da igual, porque todo lo que puedo hacer es metaforizar (mal), escribir (mal) frases (mal) que lo único que demuestran es que soy demasiado joven para entender lo que ha ocurrido. O demasiado joven como para NO comprender, a diferencia de los que se hacen llamar adultos propiamente y se empeñan en atribuirme o quitarme ese papel cuando les viene en gana.

     Nunca he querido crecer, aunque a la vez siempre lo he deseado. Qué le voy a hacer, soy contradicción y, aunque deteste esta palabra, caos: un par de ojos más que trata de deshacerse de todas las memorias incrustadas en este peñasco de tierra, junto con otras miles; pero que, a diferencia del resto de historias, empieza a no poder soportar el propio peso de esta.

-¡Fatalista, pesimista!

Como si fuese golpes secos 
mantenidos por sustentos
nacidos del mismo eco.

Mirando el final de ella sin ganas
no hay siquiera un maldito mapa 
que deje las cosas claras.

Resuena la misma deuda
que se siente como heridas abiertas
entre la piel, entre las sien expuesta
rebanada como si fuese neutra.

Y sigue, no se cansa la esfera
de dar tumbos por un estúpido círculo
desencadenante de nulos vínculos
que siguen, a pesar de no quedar fuerzas.


Soy lo que soy, soy lo que me han hecho:
lo que me hiciste, lo que me hice, me hicieron
lo que nadie diría que hacían
humo y calma, Pesimista .

PD: Las heridas solo las cura el tiempo.





      

No hay comentarios:

Publicar un comentario