Nunca entendí el principio
ni los momentos "ficticios"
las ilusiones sin dueño
ni las palabras del sueño.
Incrustado entre las entrañas
se desliza la oportunidad,
el inconcluente deseo de la imposibilidad.
"No volveré, mi vida, no voy a volver"
¿Cómo lo podría hacer?
No puedo pasar la vida adorando un simple entender.
No, no queda nada,
mi alma se desangra, se deshidrata
¡No le queda nada, no hay nada!
"Y tú ya me has olvidado"
Tan sencillo, tan desprovisto de lo aparente
lo ficticio, lo extraño, lo inmoral,
las palabras encadenadas, todo lo irreverente,
apartaron, desde el principio, cualquier posibilidad
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